Morgues para vivos

Que los institutos para menores son depósitos insalubres de gente es una verdad tan cierta que ni siquiera necesita ser demostrada. Que allí muera gente,... Por Cuarto Intermedio

Que los institutos para menores son depósitos insalubres de gente es una verdad tan cierta que ni siquiera necesita ser demostrada. Que allí muera gente, también. Pero no fue sino hasta ahora que la Justicia decidió poner en caja a sus responsables.

(Cuarto Intermedio – 7 de febrero de 2012) – Un fiscal pidió la indagatoria de tres integrantes del personal de seguridad y dos médicos que cumplen funciones en el Instituto Agote -que depende de la Secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia- por el suicidio de un internado.

Su cuerpo fue hallado “con su boca amordazada y colgando a unos 20 centímetros del suelo desde una viga metálica del dormitorio con una tela tipo sábana” y una nota desgarradora en la que pedía perdón a su madre y a su novia: “Perdónenme por haberles fallado tantas veces. Es que nunca me escucharon. Los amo”.

El fiscal no dudó de que Arancibia se suicidara, pero explicó que “más allá de la resolución de la víctima, lo cierto es que se trata de una muerte que el ‘deber ser’ indicaba evitar a los expertos y funcionarios encargados de la guarda, atención y custodia del joven alojado en el Instituto Agote. Existieron claras pautas de alarma que no podían dejar lugar a dudas sobre la necesidad de efectuar un marcado seguimiento de la atención y el cuidado del interno Arancibia”, indicó el fiscal Sandro Abraldes.

El subayudante Aldo Ramón Zerda, encargado del sector dormitorio y parte del Cuerpo Especial de Seguridad y Vigilancia; al ayudante Zacarías Genolet, jefe de Seguridad del Instituto, y al agente Ramón Antonio Quinteros, inspector de turno en la fecha de los hechos, así como los médicos Carlos Tisera y Daniel Enrique Pereyra, quedaron formalmente imputados pues tenían responsabilidad “específica y efectivamente” sobre “el tratamiento de su paciente Arancibia”.