Los hechos tuvieron por escenario las cercanías de la villa La Zavaleta. La víctima, de apenas 16 años de edad, accedía a las relaciones carnales para obtener dinero con el que comprar lo que la resolución denomina erróneamente “pasta base” cuando, en rigor, se trata de los residuos de la cocaína mezclada con otras sustancias, es decir, “paco”.

La situación fue denunciada por dos amigas de la víctima, también menores de edad, quienes se definieron a sí mismas como “trabajadoras sexuales”.

La joven víctima del boliviano les confesó a sus amigas, tan vulnerables como ella: “yo no elegiría tener sexo con él… lo hago para poder consumir”. Los encuentros sexuales ocurrieron en al menos cinco oportunidades.  El acusado “en ocasiones incluso la agredió físicamente al negarse”.

“Se encuentra acreditado que entre los meses de diciembre de 2019 y mayo 2020, aprovechando la situación de vulnerabilidad en la que la niña se encontraba (producto de ser menor de edad -de entre quince y dieciséis años en ese período-, adicta a la pasta base, y de carecer de contención familiar y sustento económico), abusó sexualmente de ella en forma reiterada dentro de su domicilio”.

El imputado “se aprovechó de su falta de contención familiar, su precaria situación económica (recuérdese que su sostén era su madre, quien se hallaba bajo arresto domiciliario, tenía un ingreso de $15.000 mensuales y debía mantenerla junto a sus otros cuatro hijos y su tío materno) y su adicción a la pasta base”.

Pese a la prohibición de ingresar nuevos presos a los penales, el imputado quedó detenido y a la espera de la asignación de un cupo en algún penal para cumplir con la prisión preventiva.