El agua ya escasea, pero en la agenda política

La comunidad internacional emprende acciones que repiten el elemental concepto del desarrollo sostenible. Restaría que fuese incorporado por cada país a nivel interno y se... Por Cuarto Intermedio

La comunidad internacional emprende acciones que repiten el elemental concepto del desarrollo sostenible. Restaría que fuese incorporado por cada país a nivel interno y se trazaran políticas en torno de los recursos hídricos y la administración racional del agua.

Dr. Baldomero CasilloAbogado. Especialista en Manejo de los Recursos Hidricos.Contacto Global Water Partnership en Argentina.

  Se podría afirmar sin dudar demasiado que el "desarrollo sostenible" de la humanidad constituye uno de los mas  graves dilemas a los que se enfrenta el hombre hoy. Para que este concepto sea capaz de ser visualizado cabalmente y se puedan adoptar medidas tendientes a hacerlo viable, es necesario comprender en primer lugar el papel que dentro del mismo juega el agua.     El agua es considerada esencial en casi todos los emprendimientos humanos actuales. Todos los sectores del mundo de hoy necesitan invariablemente de ella para la consecución de sus procesos o actividades, sometiendo al recurso y sus fuentes a un tremendo stress del que muchas veces ya no se recuperarán si no se toman medidas de esmero para la protección  de los mismos.     La comunidad internacional hace tiempo viene observando con preocupación hechos como la creciente escasez, el deterioro del recurso por la acción del hombre, su desigual distribución y las perspectivas de futuro frente a una humanidad que crece y se desarrolla exponencialmente exigiendo cada vez mas a un recurso que no es renovable o al menos no lo es en el sentido literal y convencionalmente usado del término. La Comisión de las Naciones Unidas para el Desarrollo sostenible alertaba en 1994 que "es probable que el agua se convierta en uno de los recursos restrictivos del próximo siglo, el que a su vez tendrá múltiples usos, a menudo en competencia".     Esta preocupación se ve reflejada en una serie de acciones que se vienen desarrollando en la arena internacional a lo largo de los últimos 40 años destinadas primordialmente a la identificación del problema, la asunción de compromisos, la consecución de metas y la toma de acciones concretas por parte de las naciones a efectos de asegurar la preservación del recurso y la disponibilidad del mismo para las generaciones futuras.    Ejemplo de ello son, entre muchos otros, la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente, celebrada en Dublín en 1992, y  la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo (CNUMAD, Río de Janeiro 1992). Los principios de Dublín y asimismo el Programa 21 que incluye esos principios en su capitulo dedicado al agua dulce, resaltan de manera explicita que el agua es esencial para poder encarar el desarrollo sostenible de las naciones.Del dicho al hecho  Es necesario, sin embargo, que estos compromisos asumidos internacionalmente sean efectivizados por las naciones a nivel interno, pasar de la visión a la acción en pos de la preservación y aseguramiento del recurso. Y en este giro radica la clave para un efectivo logro de estas metas.    Por supuesto que este no es un objetivo fácil de lograr. Es necesario cambiar concepciones que llevan años enraizadas en muchas sociedades y dan como resultado una incorrecta administración y uso del recurso. Muchos países necesitan aun perfeccionar o más aún, diseñar sus políticas nacionales sobre recursos hídricos, establecer marcos generales sobre los cuales comenzar a construir para la toma de acciones en los distintos niveles. Es necesario optimizar las legislaciones existentes en los países a efectos de que no se de una superposición o incoherencia entre las diferentes circunscripciones o entre un nivel nacional y otro local. Asimismo es menester tomar conciencia y establecer una adecuada ponderación sobre los distintos valores de uso del recurso sobre todo en las zonas de mayor escasez. El tratamiento de la  problemática hídrica necesita introducirse asimismo en los planes educativos a efectos de generar ese cambio de concepción en la sociedad venidera.     Un excelente instrumento para el logro de objetivos lo constituyen las plataformas neutrales e inclusivas, que buscan integrar a todos los actores involucrados en el quehacer hídrico y un aspecto muy positivo de ellas es su poder de replicación a menor escala (región, cuenca, provincia o municipio).     En estas autenticas "mesas de diálogo" se sientan a discutir todos los actores, sin distinción de origen y sobre una base igualitaria, buscando objetivos comunes y contemplando en todo momento la realidad propia y concreta de cada uno de ellos, enriqueciéndose de esta manera cada uno con su aporte y contribuyendo a generar una verdadera cultura de trabajo común.     Estas plataformas no son nuevas y han venido funcionando con óptimos resultados en  varios países no solo en lo relativo gestión de los recursos hídricos, como el Consejo Administrador de la Cuenca del Río Emân en Suecia,  sino también relacionadas con otros recursos, como la Convención de los Alpes, que nuclea a todos los actores de la región alpina en busca del desarrollo sostenible de la misma. En nuestro país recientemente se ha constituido el Foro Argentino del Agua (FAdA), organización de este estilo, que en poco tiempo ha logrado reunir a importantes y muy variados representantes del quehacer hídrico nacional.   El mañana    Que el panorama hídrico mundial es realmente preocupante es un hecho insoslayable y de las acciones u omisiones de la humanidad en los próximos años dependerá el futuro del agua y la realidad misma que las generaciones venideras enfrentarán.     Muchos se empeñan en ver detrás de este escenario, un universo de teorías conspirativas, o grandes negociados involucrando al agua, incluso se llega a sostener que las próximas guerras serán por el agua. Lo cierto es que hasta el día de hoy la creciente problemática entorno del acceso y la preservación del recurso han servido mas como un catalizador para la paz y la toma de conciencia que como un elemento creador de conflictos, y no existen motivos fundados para pensar que esta tendencia se modifique.    En definitiva es necesario asumir la realidad hídrica mundial en forma cabal, entendiendo que no se trata ya de un problema ajeno o que abarca solo a algunos sectores de nuestro planeta, sino que la tremenda vulnerabilidad del recurso, su escasez y su valor, es algo actual y real que transforma a los países que ostentan una alta disponibilidad del mismo en poseedores de un ingrediente estratégico para desarrollo. Por ende su adecuada administración y preservación  es una necesidad imperiosa, que debiera ser asumida con esmero y responsabilidad por los Estados.