Hecha la ley…

Aunque no es un tema que hoy preocupe mucho a los parlamentarios, dado que hace varios meses que por la campaña trabajan poco o nada, algunas... Por Cuarto Intermedio

Aunque no es un tema que hoy preocupe mucho a los parlamentarios, dado que hace varios meses que por la campaña trabajan poco o nada, algunas mentes inspiradas planean cómo hacer para que las comisiones donde el oficialismo pierda la mayoría, puedan seguir siendo funcionales a los intereses del Ejecutivo.

 (Cuarto Intermedio  – 13 de mayo de 2009)- La comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados de la Nación sea tal vez el globo de ensayo más indicado. En primer lugar por haber sido una de las primeras comisiones donde por el transfuguismo de varios legisladores, el oficialismo ha perdido la mayoría. En segundo lugar, por las presiones que la oposición viene ejerciendo para el tratamiento de diversas iniciativas en torno a la reducción de las llamadas retenciones a las exportaciones.

Los mismos estrategas que plantean resolver la cuestión, prevén que de producirse un resultado adverso al gobierno en las elecciones del próximo 28 de junio, una nueva oleada de fugas de legisladores oficialistas podría dejar en situación comprometida a otras comisiones.

Cuando se produjo el primer cimbronazo de esta etapa, que se produjo con la deserción de la diputada María del Carmen Alarcón de las filas oficialistas -justo en momentos en que ocupaba, casualmente, la presidencia de la comisión de agricultura-, la situación se resolvió con el pedido de renuncia al cargo de la diputada, que a partir de entonces pasó decididamente a las filas de la oposición.

Hoy el reglamento también habilitaría al oficialismo a solicitar la renuncia a su condición de vocales y secretarios a aquellos legisladores que abandonaron el oficialismo, de forma de preservar en las comisiones, la misma representación proporcional que las distintas fuerzas políticas tienen en el cuerpo. Pero con un enorme costo político.

La craneoteca hurgó en el mismo reglamento para intentar devolver al oficialismo las mayorías eventualmente perdidas, analizando la posibilidad de aumentar el número de integrantes de las comisiones por la vía administrativa, es decir, mediante resolución de la presidencia del cuerpo.

Pareció encontrarse un antecedente válido en un caso relativo a la comisión de Legislación Penal. Pero el reglamento, no siempre respetado a rajatabla, parece ser demasiado estricto en cuanto a que el único procedimiento válido, implica una resolución del cuerpo en su conjunto, con los riesgos y el costo político que abrir esta discusión implicaría, dado que todos estarían al tanto de la intención última.

Por ello recurrieron a la experiencia de los viejos zorros de la cámara que, aunque no comulguen con el oficialismo, siempre tienen una respuesta adecuada. Veremos entonces comisiones como la de agricultura realizando casi con exclusividad reuniones conjuntas con otras comisiones, en los casos en que se deban tratar proyectos que interesen al Ejecutivo. Como muchos legisladores pertenecen a varias comisiones pero en las reuniones plenarias su voto vale sólo por uno, el oficialismo armará reuniones conjuntas en las que la combinación de votos les asegure el triunfo, compensando su mayor número de legisladores en unas con su menor número en otras. En los casos que no pueda asegurar el resultado, la comisión no contará con quórum suficiente para emitir dictámenes.

La existencia de estas viejas -aunque siempre efectivas- argucias, demuestra que es posible encontrar formas de controlar el Parlamento sin mayorías como las que el oficialismo gozó hasta ahora.                                                                                                 G.W.