Momentos mágicos de la actualidad política Argentina

Del juez Blanco mejor no hablemos porque -aunque sobreactuó un tanto-, como ya habíamos adelantado, su decisión estaba cantada. Ni a Ud. ni a mí... Por Cuarto Intermedio

Del juez Blanco mejor no hablemos porque -aunque sobreactuó un tanto-, como ya habíamos adelantado, su decisión estaba cantada. Ni a Ud. ni a mí nos afecta porque nuestro voto no cambiará, aunque su fallo si afecte a millones de personas que no registran su nombre, pese a la reciente sobreexposición mediática.

 (Cuarto Intermedio  – 29 de mayo de 2009)- Entre tanta reiteración y cosa aburrida que nos llega últimamente a través de los medios, hay algunos instantes que me han impactado y deseo compartir con el lector. Por ejemplo, Aníbal Ibarra respondiéndole a González Oro que sí es posible gobernar sin mayorías legislativas y recordando que él mismo pudo hacerlo en su segundo mandato. Entrevistado y entrevistador omitieron acotar que en todo caso pudo hacerlo hasta que la legislatura adversa lo destituyó. Claro que ello hubiera opacado las explicaciones que minutos antes había dado Ibarra respecto al incidente con Malnatti. Memorable…

Hablando de explicaciones, vale la pena seguir a Gabriela Michetti cuando por millonésima vez expone sus argumentos acerca de los motivos de la aceptación de la candidatura a diputada y de su renuncia a la vicejefatura de gobierno porteño, para minutos después adelantar que el proyecto de su espacio (PRO) se completa con las candidaturas de Mauricio para las presidenciales, la de Francisco a la gobernación y la suya propia a la jefatura de gobierno porteño. En cualquier momento va a empezar a explicar los motivos de su renuncia a la banca que todavía no ganó. ¿Felipe? ¿Qué Felipe?

Ud. y yo que sí sabemos que se trata del Felipe que dejaron fuera de la ecuación publicitaria, del que la noche de la votación de la R125 trompeó a un empleado del gobierno, no le saquemos la vista de encima. Les aseguro que su salida de la unión va a ser a toda orquesta.

Seguir las televisaciones de los actos de la presidente no es para cualquiera. Además de aguantar manitos cruzadas sobre el pecho, las caritas angelicales acompañadas de “hombritos” y “ojitos”, hay que soportar los paneos sobre extras que no aprenden a poner cara de entender cuando Cristina habla de paradigmas, matrices, etc., o les recuerda las bondades de la heterodoxia. Pero no me digan que el sacrificio no vale la pena cuando uno la escucha en vivo reprocharle a una empresa el haber depositado en el exterior fondos millonarios, momento en que todos pensamos automáticamente en los fondos de Santa Cruz (mientras ella piensa quién pagará por tan mala ocurrencia). Dicen que dadas las dudas despertadas por las explicaciones que Randazzo ensayó para el día siguiente, un nutrido grupo de gente salió de urgencia a preparar un informe que resulte más satisfactorio.

Son pequeños instantes quizás, pero que merecen nuestra gratitud.

También debemos dar gracias a Sandra Mendoza, por tornar cada día más lejana la posibilidad de convertirse en primera dama, y por hacer que nuestra presidenta parezca más ecuánime, equilibrada y sabia.

Y no nos olvidemos de Chávez, por hacer parecer a Argentina como un país en serio.                                                                                                  G.W.