Razonar, despertar y votar

La ilustración fue aquel período en donde mucho se escribió acerca de la razón, y cómo ésta podía combatir la ignorancia, la superstición, la tiranía,... Por Cuarto Intermedio

La ilustración fue aquel período en donde mucho se escribió acerca de la razón, y cómo ésta podía combatir la ignorancia, la superstición, la tiranía, y construir un mundo mejor.

 (Cuarto Intermedio  – 23 de junio de 2009)- Immanuel Kant escribió, entre otras cosas, que la razón es la salida del hombre de su minoría de edad, siendo ésta la incapacidad de servirse de un entendimiento sin la guía del otro.

Dado que estamos casi en la víspera de una nueva elección, y casi a punto de entrar en el período de veda, la pregunta que le propongo al lector es: ¿Hemos acaso llegado, como sociedad, a la mayoría de edad, despojándonos ya de todo tutelaje externo?

Me parece pertinente a la luz de algunos de los ejemplos -numerosísimos, por cierto-, que nos presenta la cotidianeidad mundana, y que yo propongo retransmitir.

Mucho circuló por los periódicos respetados de nuestra república, que la mayoría de los ciudadanos (¿habitantes?) se informan acerca de los candidatos a través de los medios de comunicación. En un mundo globalizado e interconectado esto suena completamente sensato; sin embargo, habida cuenta de la chatura de la campaña, la falta de propuestas, la continua descalificación del adversario y las disputas en tribunales, no parece quedar claro dónde termina la información, y dónde comienzan nuestros cuestionamientos.

¿Razonamos lo que recibimos, y aplicamos nuestro espíritu crítico con vistas a elegir un grupo de legisladores que nos conducirán, junto a nosotros, a un destino que mejore la calidad de vida, menos ignorante y más libre?

Si simplemente nos diésemos cuenta de que nos tenemos que dar cuenta de que no necesitamos un tutor, de que no necesitamos que nos digan las cosas y nos traten como niños, estaríamos dando un gran paso. Es posible entonces que no estemos sólo en la víspera de la elección, sino también en la de la mayoría de edad, adonde nuestra razón, nuestra crítica y nuestro pensar, nos conduzca a tomar decisiones que en definitiva serán mayormente provechosas para el bien común, y evitará que unos pocos mal llamados ilustrados y sabedores de lo que está bien y lo que está mal, se queden con el botín.