La torre de Babel

Paradójicamente, desde que comenzó a hablarse nuevamente de diálogo político (en el lugar propio como lo es el Parlamento), todos comenzaron a hacerlo a través de lenguas distintas... Por Cuarto Intermedio

Paradójicamente, desde que comenzó a hablarse nuevamente de diálogo político (en el lugar propio como lo es el Parlamento), todos comenzaron a hacerlo a través de lenguas distintas y dejaron de entenderse. No solo entre oficialismo y oposición, sino que dentro de ambos mundos aparecieron dialectos tan distintos, que hicieron imposible la comunicación.

(Cuarto Intermedio  – 11 de agosto de 2009) – El diálogo no podrá ser  -como imaginó el Gobierno- aquella mítica torre que le permita alcanzar el cielo. Al igual que sucediera a los constructores del relato del Génesis, los encargados de llevarla a cabo ya no pueden comunicarse y comienzan a dispersarse.

Sabido era que los meses del interregno entre el 29 de junio y el 10 de diciembre iban a ser complicados según fuera el resultado de la elección del 28J. Si bien la parálisis del Congreso comenzó hace más de un año, era difícil imaginar la situación actual.

El principal problema es que el oficialismo no sabe bien con qué fuerzas dispone porque en ambas cámaras se ha convertido en una especie de saco roto del que aún drenan voluntades a través de su agujero.

Un ejemplo claro fue el estrés con el que en la sesión del Senado de la semana pasada (pese a la mayoría con que aun cuenta el oficialismo), se palpitó la votación por la que se rechazó el debate de la derogación solicitada por la oposición del decreto que autorizaron los aumentos del gas.

Es que a los que han abandonado el barco por cuestiones políticas, ya se empezarán a sumar aquellos que sacan un pie del plato oficialista hacia algún monobloque o minibloque de dos o, a lo sumo, tres legisladores, tan típicos de épocas en que cada voto se cotiza muy bien para las leyes importantes. Algunos sostienen que existe un manual secreto que se redactó entre fines de los ’80 y principios de los ’90 por oscuros personajes del Senado, que enseñan este tipo de cosas a los legisladores seducidos por las fuerzas del mal.

En Diputados se ha dilatado lo más posible la reunión de la comisión de Asuntos Constitucionales, la que es presidida por la hasta ahora indescifrable Graciela Camaño. Hoy, deberá emitir dictamen sobre el proyecto enviado por el Ejecutivo -que debe ser sancionado por ambas cámaras dentro de los próximos 15 días- para prorrogar todas las facultades que el Legislativo ha delegado en el Ejecutivo desde tiempos inmemoriales, pese a que ello es una práctica expresamente prohibida por nuestra Constitución.

El lobby del campo y de varios medios poco se ha percatado de esta situación y solo pretende forzar a los legisladores a retomar la facultad de fijar las retenciones para bajarlas o eliminarlas, cuestión a la que parecerían animarse el radicalismo y la Coalición Cívica.

Al peronismo disidente, el PRO y otras fuerzas opositoras, le entraron algunas dudas y parecería que les ha prendido el temor a algún cataclismo jurídico agitado desde el oficialismo, en caso que se “caigan” algunas delegaciones. Los legisladores oficialistas se debaten entre la posibilidad de garantizar una victoria con el apoyo de los bloques de la izquierda amigable, o sufrir un revés de consecuencias mucho más graves que las de la Resolución 125.  Después de todo,  por ejemplo, podría acordarse algún tipo de compromiso de seguimiento del uso de estas facultades y promediar en última instancia el plazo de prórroga de 12 meses solicitado por el Gobierno, con el de 6 meses que proponen estos sectores.

Pero los que el gobierno pretende como potenciales aliados, lo acusan de cosas terribles y aseguran no llegar a serlo nunca. Además, adelantan que inmediatamente reclamarán el debate de temas de los que el Ejecutivo no querría hablar jamás, como planes sociales universales y reformas que están mucho más a la izquierda que D Élia.

No obstante, hacia dentro de los partidos o agrupaciones no se ven mayores signos de convivencia. Por el lado de la Coalición Cívica, existen fuertes posibilidades que soplen vientos de ruptura, luego de los cada vez más recurrentes roces entre Elisa Carrió, Margarita Stolbizer y algunos acóltios que integran la alianza en representación del vicepresidente Julio Cobos. Por el lado del peronismo, además, se podría decir que se perdió el diálogo entre los Rodríguez Saá, entre los Giojas gobernador y diputado con el otro que es senador, por citar algunos ejemplos.

A la luz de lo ocurrido con los aumentos de tarifas, cabría preguntarse cómo andan las relaciones entre Julio De Vido y la Presidente. Hasta para Cristina debe ser obvio que si lo que se pretendía era que los pobres puedan acceder al gas, mejor que importarlo desde donde cuesta 7, sería pagarlo un poco mejor que 1,76 a los que lo extraen acá, de forma tal que inviertan en nuestro país en lugar de hacerlo en aquellos donde luego nos lo venden a 7.

Lo único que comparten la mayoría de las fuerzas opositoras es una visión de jaque mate al gobierno en las tres o cuatro jugadas siguientes y en sus distintos idiomas intentan consensuar si la nueva partida empezará con la renuncia de la Presidenta, con un adelantamiento de las elecciones, o con una combinación de ambas cosas.

Mientras tanto, Néstor sigue mojándole la oreja a Clarín y se le hace agua la boca con la política de medios de Chávez.

En cualquier caso sería bueno que todos retomen el camino de la cordura, porque de lo contrario ya va a ser difícil encontrar con quien dialogar, incluso fuera del país.