El gobierno prepara un canje de bonos en pesos ajustados por inflación. Recibe del FMI un pagaré por 2.500 millones de dólares, expresado en una moneda que se denomina Derechos Especiales de Giro. Por Salvador Di Stéfano Director del Instituto de Estudios Económicos de Fundación Libertad
(Cuarto Intermedio – 26 de agosto de 2009) – En cuestión de días podríamos tener una nueva ley de alquileres que hipoteque el futuro de la construcción; una ley de arrendamientos rurales que paralice la expansión del área sembrada; una mayor presión fiscal a través de anular deducción por hijo en el impuesto a las ganancias y mayores pasivos contingentes en las empresas, al trabajarse sobre la aprobación una ley que podría incrementar la litigiosidad entre empleador y empleado.
Dado este cuadro, resulta muy difícil dar un diagnostico sobre el escenario económico para lo que resta del año. Estamos en un país en donde lo ridículo, puede ser de inmediato real. Como lo afirma Alejandro Ramírez en una editorial que hace referencia al tema agropecuario que expresa “El gobierno estudia aumentar la retención a la soja a niveles del 40% o 45%”.
Con estas violaciones sistemáticas a los derechos de propiedad de los agentes económicos, el presupuesto del Estado federal puede finalizar al año con equilibrio y de esa forma ayudar a las provincias Argentinas. Por ejemplo, si devaluamos el signo monetario, las ganancias de dicha devaluación se envían del BCRA a Tesorería para equilibrar el presupuesto. Si desviamos fondos del BCRA a tesorería, por ejemplo un pagaré de 2.500 millones de dólares del FMI, también equilibramos el presupuesto. Si subimos las retenciones porque la próxima cosecha de soja tendrá mejores condiciones climáticas y precio, también equilibramos las cuentas fiscales.
El único problema es que el Estado se ha convertido en un violador serial de los derechos de propiedad, algo que afecta la inversión y el consumo de los argentinos. A este ritmo, pronto muy pronto, lo racional pasará al olvido, y como toda irracionalidad cada uno de nosotros buscará solo salvarse de no caer en la ruina a la que nos conduce la actual clase política.
Con este esquema se ayuda a los Estados, pero sin pensar en los ciudadanos. La clase política reclama fondos para sus Estados, sin detenerse a pensar que esta hundiendo el futuro de los ciudadanos.
Moraleja: A pensar más en los ciudadanos que en los Estados. Cuando un Estado se funde, más tarde o temprano renace. Cuando un ciudadano se funde, difícilmente sea fácil recuperarse, salvo que tome como ejemplo al Estado y se convierta en un estafador serial. Así construimos un país en el cual unos a otros nos vamos fagocitando, sin darnos cuenta que nos quedamos sin mañana. Todo por pensar en Estado y no en los que hacemos el país, los ciudadanos. Por ello, retención para nadie, y libre mercado para todos. Estado controlado, ciudadanos libres. Castigo y justicia a los que violen derechos de propiedad.