Luego de haber sido derrotado en las legislativas de junio, el proyecto de Néstor Kirchner en lugar de desinflarse, se ha recargado. Ya desde antes de las elecciones había quemado las naves y la derrota no podía implicar su retiro.
(Cuarto Intermedio – 25 de septiembre de 2009)- A su audacia y su vocación se sumaron los desaciertos y dudas de los opositores y más rápido de lo que nadie se imaginaba, Kirchner ya estaba nuevamente arriba del ring. Hay varios atributos que un político debe tener para llegar al poder, pero tal vez la vocación no sea solo indispensable, sino el atributo que marca una clara diferencia entre las posibilidades reales de acceso al poder. La de Néstor Kirchner es indiscutible y duplica la de todos sus contendientes juntos. En segundo puesto, lejos, Cobos es a esta altura el único decidido a pelear mano a mano con Kirchner en 2011. Más allá de algunos antecedentes que se difundieron gracias al servicio -informativo- que Verbitsky presta desde sus columnas de Página 12, Cobos comienza a demostrar que es algo más que una creación de Néstor Kirchner. En principio ha empezado a influir sobre la estrategia oficialista e incluso sobre la agenda presidencial, que ahora debe acomodarse a la posibilidad del vicepresidente de decidir la suerte de algunas leyes. Carlos Reutemann sería el ejemplo de lo inverso. Un candidato potable para el establishment y fácil de instalar en las masas, tanto que si se hubiera lanzado, con solo pasearlo por un par de shoppings capitalinos, mudito tal cual es y saludando gente con su amplia sonrisa, hubiera subido 10 puntos en una semana. Pero fue un fiasco. En todo caso, representó la vocación de un enorme grupo de personas e intereses por acceder o retornar al poder, nunca acompañada por el ex piloto. Sin ganas ni carácter, en un par de maniobras fácilmente fue sacado de pista por el kirchnerismo.Eduardo Duhalde tiene tanta vocación y sed de revancha como Kirchner, pero el peronismo lo niega como si sobre él pesara una maldición. Esto explicaría la hipótesis según la cual el legendario caudillo bonaerense, imposibilitado de ser candidato, abonará la candidatura de Cobos, aportándole lo que otrora ofreció a Mauricio Macri y Francisco De Narváez: contenido peronista. Si ese contenido, también denominado “pata”, se llama vicepresidente o candidato a vicegobernador, estaría por verse. Solá hace rato se exhibe en las cabeceras de las góndolas; De Narváez es el producto que cualquiera soñaría en comercializar, y como siempre están los viejos caudillos del conurbano que arreglan con el que sea. Como por el otro lado Néstor Kirchner le hace guiños a Balestrini, Scioli no quiere quedar afuera y sale a recordar a todos que puede ser un buen candidato a la reelección (pero ya está fuera de la presidencial).Dentro del espectro peronista, todos los demás presidenciables, con mayor o menor vocación, están fuera de competencia por carecer de los demás atributos necesarios para acceder al poder. Tenemos tipos exitosos en sus provincias como Rodríguez Saá o Das Neves, que no logran medir fuera de sus distritos ni concitar el apoyo de otros líderes; proyectos embrionarios como el del salteño Urtubey, impulsado por Graciela Camaño, gobernadores que apenas pueden con la situación de su provincia, y finalmente otros que aspiran como máximo, a secundar a Kirchner en la fórmula del 2011. Entre estos últimos, Capitanich contaría con alguna ventaja (siempre que resuelva el tema de su esposa) y no es casual que haya sido invitado a viajar junto a la Presidente.Alguien dijo que Clarín es en Argentina algo así como el sistema operativo con el que desde hace años funciona la generación de candidatos y el acceso al poder. Sin embargo, lo que uno hace con un sistema operativo que ha dejado de gustarle o que ya no produce los resultados deseados, es cambiarlo. En este sentido el proyecto oficialista de regulación de medios audiovisuales apunta a terminar (o infectar seriamente) con Clarín y demás multimedios que se mostraron adversos al proyecto kirchnerista. Si además se lo presenta como una causa digna de ser apoyada por el progresismo en general, puede asimismo contribuir a sumar a una centro izquierda que en la opinión de los ideólogos kirchneristas busca volver a ser seducida; a mostrar un gobierno fuerte que retoma la iniciativa política, y a convencer a los justicialistas que no hay candidato con más posibilidades que Kirchner.Este plan, que no es otra cosa que el retorno al bipartidismo, postergó al originalmente pergeñado, según el cual sus posibilidades se reducían a un tercio, encarnando la centroizquierda progresista en la lucha contra una centroderecha, mezcla de macrismo y neoperonismo, y un radicalismo sin liderazgo claro. Como si esto fuera poco, hay serios indicios respecto a que pese a nuestra espeluznante imagen externa y a todos los errores cometidos en materia económica, pronto volverán a soplar vientos favorables desde un mundo que empieza a crecer y que busca oportunidades, incluso en países como el nuestro. Y todos sabemos lo que NK sabe hacer con una billetera llena. Quien sabe hasta donde podría llegar si se impusiera la política de medios con la que sueña.Fuera del peronismo, los radicales parecen comenzar a resignarse a la candidatura de Cobos. Incluso los que se saben más capaces como Morales, casualmente ausente a la última cumbre de opositores convocada por Cobos en Senado. Carrió, con todos sus defectos, lo veía venir hace meses y algunos aseguran que fue el verdadero motivo de su llanto en su última aparición televisiva. Para no secundar a nadie, próximamente reaparecerá para presentar su nueva creación política, la que conducirá decididamente como siempre, a terciar con los contenedores principales.Macri y Binner comienzan a percibir que este escenario se está poniendo muy complicado como para subirse al ring, y tienen que asegurar primero el éxito de sus gestiones. Macri seguramente acabará por anotarse, pero si lo hace no será para competir seriamente, sino para iniciar una carrera de mérito para las próximas presidenciales.El lector crítico pondrá en duda si estas líneas son al fin, parte de una campaña para consolidar las candidaturas de Kirchner y Cobos. Entonces debería hacer el ejercicio de preguntarse a quiénes ve realmente lanzados a pelear las próximas presidenciales. Verá entonces que la verdad es triste y que por ahora, no tiene remedio.