Hagan sus apuestas…

Desde el gobierno no solo lograron que la Mesa de Enlace asistiera a la Casa Rosada, sino que también pudieron darse el gusto de ver... Por Cuarto Intermedio

Desde el gobierno no solo lograron que la Mesa de Enlace asistiera a la Casa Rosada, sino que también pudieron darse el gusto de ver como los dirigentes rurales estallaban sus manos al momento de jurar el nuevo ministro de Agricultura. Pese a las sonrisas, prevalecieron las dudas.                

(Cuarto Intermedio  – 2 de octubre de 2009) – “Optimismo cauto”. Esa fue la expresión que se manifestó puertas adentro por parte de la dirigencia rural, luego de asistir en el día de ayer a la asunción del nuevo ministro de Agricultura, Julián Domínguez.

Tras haber agotado instancias como las de la mesa de diálogo, gestos como la eliminación de la retención al trigo y maíz (para pequeños y medianos productores) y la reciente incorporación de María del Carmen Alarcón como titular de la Secretaría de Integración Nacional (bajo la órbita de la jefatura de Gabinete), ahora el gobierno decidió apostar una carta más para intentar apagar uno de los principales focos de conflicto que vienen acompañando casi desde sus inicios a la gestión de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

“Debe tener contenido y lo vamos a ver en los próximos días. Los ministerios no se han caracterizado por la autonomía de decisión”, manifestó el titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Biolcatti, respecto a la nueva cartera gubernamental. Asimismo, dejó entrever un ápice de esperanza al destacar que la creación del nuevo ministerio era un viejo reclamo que venían realizando y que un país como la argentina no podía no tener un Ministerio de Agricultura.

Por lo pronto, al flamante ministro Domínguez, lo esperará una abultada agenda para la semana próxima (la Mesa de Enlace llevará un petitorio con 22 puntos) y se especula con que los anuncios no se hagan esperar, puesto que desde el sector agropecuario exigen urgentes medidas impositivas que ayuden a paliar la castigada cosecha que se avecina como consecuencia, entre otras cosas, de los problemas con el clima que se fueron sucediendo en el último año.