Cosas vederes y oideres, mi buen Sancho…

Presionar a legisladores a través de los gobernadores no está bien. Comprar voluntades a través del intercambio de apoyo para distintas iniciativas no es del... Por Cuarto Intermedio

Presionar a legisladores a través de los gobernadores no está bien. Comprar voluntades a través del intercambio de apoyo para distintas iniciativas no es del todo ético. Ni hablar de escuchas telefónicas o aprietes judiciales. El problema es encontrar quien esté libre de culpa para denunciarlo. 

(Cuarto Intermedio  – 19 de octubre de 2009)- Es ya casi imposible encontrar en la realidad cosas inauditas o inéditas. Pero algunos dirigentes y los medios, insisten en insultar nuestra inteligencia y hasta la memoria.

Para no remontarnos a épocas anteriores a la caída del Muro de Berlín -en las que tampoco existían los santos-, recordaremos que el primero en utilizar metódicamente lo que se denomina “la caja”, fue Domingo Cavallo. Hasta creó una oficina en el Ministerio de Economía que, además de tenerlo informado diariamente acerca de los proyectos que se trataban o dejaban de tratar en el Congreso, en épocas de una informatización incipiente y sin Internet, llevaba un preciso registro de cómo votaba cada legislador. De esa forma podía sacar carpiendo de su despacho a los funcionarios y hasta gobernadores que acudían a solicitarle ATN’s, fondos para obras, regímenes promocionales, etc, si es que los legisladores correspondientes no habían votado conforme su voluntad.  Muchos de los que hoy vemos quejándose de los manejos del actual gobierno, formaron parte de aquel, o aceptaron sus condiciones. Ni hablar de algunos que aceptaron los Pactos Fiscales que dejaron a sus provincias de rodillas frente a la Nación, para el resto de los tiempos.

Esa metodología fue heredada por la Alianza, aunque la función se trasladó progresivamente desde Economía hacia la Jefatura de Gabinete de Ministros. Ni mencionar, entonces, lo que pasó cuando con el trueque ya no alcanzaba. Así terminó De la Rúa y compañía.

Después vino Duhalde, que a juzgar por lo que hoy denuncia, en aquellas épocas debe haber bebido mucha agua bendita. Que no fue precisamente con la que ungió candidato a Néstor Kirchner. Hubo en cambio algo que se llamó Congreso de Lanús, y que para su desgracia algunos aún recuerdan.

Y finalmente llegó el kirchnerismo, que  aunque ahora es negado por casi todos, a diferencia del menemismo llegó a compartir fórmula y candidaturas con el radicalismo y amplios sectores de la oposición.

Mejor sería que los opositores se pongan a la altura de las circunstancias. Para empezar recordando que el poder es algo que no solo se tiene, sino que se ejerce. De lo contrario no es poder. Un mea culpa no estaría de más.

En cuanto al justicialismo, si logran subir al ring a Duhalde para que haga el grueso del desgaste de la pelea hasta 2011 o hasta que aparezca el verdadero contendiente, mejor.

Sería una forma de hacerlo saldar sus deudas con el peronismo.