10 de diciembre… ¿revolución en paz?

Cada cuatro años desde 1983, la mitad de los diputados y diputadas de la Nación llega al 10 de diciembre con sus mandatos cumplidos. Este... Por Cuarto Intermedio

Cada cuatro años desde 1983, la mitad de los diputados y diputadas de la Nación llega al 10 de diciembre con sus mandatos cumplidos. Este año no será la excepción a esa regla.                

(Cuarto Intermedio  – 20 de octubre de 2009) – Vivimos tiempos difíciles. Entre la pobreza, la inseguridad, los inconvenientes en los hospitales y las escuelas, la sequía y la conflictividad social, tenemos con qué entretenernos. Sin embargo, muchos somos los que advertimos que los males que nos aquejan no son exclusivos de la coyuntura, ni corresponde adjudicárselos en su totalidad a este gobierno ni al que lo precedió. Parafraseando a la Dra. Carrió y al rabino Bergman, nuestro diagnóstico pasa por otro lado: tenemos un problema moral, una crisis de valores.

Desde arriba hacia abajo y desde abajo hacia arriba este veneno cultural se manifiesta. O se publica una fe de erratas en el Boletín Oficial de la República Argentina para corregir el texto de una Ley sancionada por el Congreso (¿?), o un grupo de manifestantes, en uso de su legítimo derecho a protestar, decide interrumpir un camino violando abiertamente la Constitución y perjudicando a su prójimo. O se siguen utilizando métodos de precario republicanismo (emergencias económicas cuando no las hay, un Congreso que casi ni discute ni modifica proyectos del Poder Ejecutivo), o unos pocos alumnos que dicen representar a muchos deciden ocupar un establecimiento educativo, dificultando la educación de tantos que quieren progresar.

Por esto y mucho más, la sociedad dijo basta y se expresó en las urnas. El oficialismo perdió en los distritos más importantes, y un ex presidente que cumplió su mandato y dejó la administración con una meritoria imagen positiva fue derrotado en el lodo que significa encabezar una lista de diputados por la provincia de Buenos Aires, recorriendo el conurbano, proponiendo candidatos que no irían a asumir y poniendo a disposición de la campaña millones de pesos del aparato estatal. Pero, ¿perdió el oficialismo?

Tal vez esta pregunta genere algún disparador en el lector.

Da toda la sensación de que a partir del 10 de diciembre la sociedad está esperando algo distinto. Sí, algo distinto, y lo repito porque es necesario que quede doblemente claro: algo distinto es menos confrontación y más búsqueda de consensos. Menos manejos discrecionales y más intervención del Congreso. Ferviente defensa de los intereses de la gente y menos proclividad a que lo único importante sea ganar la próxima elección.

Aquellos hombres y mujeres que jurarán representar y defender el mandato popular deberán probar que están a la altura de la historia. Su obligación será articular mejores relaciones con el gobierno, y buscar activar el principio republicano de frenos y contrapesos. No con el intento de destruir, sino de construir. De cara a un cambio cultural, que refleje un conjunto de prácticas acorde a la moral.

Por eso el 10 de diciembre es una fecha emblemática. ¿Será el día de la revolución en paz, donde de manera cívica los nuevos representantes respondan a lo que la gente votó, y puedan trabajar junto a todos los poderes del Estado con el propósito de lograr una sociedad mejor?