Cuando el ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, y su segundo, Paulo Starc, deslizaron que en la desaparición de la familia Pomar podría haber razones “voluntarias”, introdujeron disimuladamente en la opinión pública un dato que podría dar un vuelco en la investigación.

(Cuarto Intermedio  – 30 de noviembre de 2009) – Varias fuentes judiciales y policiales consultadas por Cuarto Intermedio explicaron el alcance de esta nueva hipótesis. Todos coinciden en que la búsqueda inicial fue la correcta, por las hipótesis de que los Pomar hubieran sido víctimas de un delito o de un accidente. Pero la falta de rastros diluye ambas posibilidades y, además, ninguna banda de delincuentes secuestra a una familia entera, y menos con dos niños pequeños, porque la logística del secuestro se complica.

Cuando la investigación de las dos hipótesis iniciales parece agotada, es necesario cambiar el paradigma de la investigación, sostienen.

Las fuentes describieron ocho puntos sobre los que podría basarse el nuevo rumbo de la investigación.

1- Hasta ahora, los investigadores están suponiendo que los Pomar  nunca llegaron a Pergamino. ¿Basados sobre qué? Sobre el relato de la propia familia. Pero ¿y si llegaron a Pergamino? El horario previsto de arribo era las 22.30, propicio para pasar inadvertidos si se manejaron con cierto cuidado.

2- Se investigaron los movimientos económicos de los Pomar y allí no aparecen extracciones de dinero durante la desaparición. Pero no se rastrearon las semanas previas. En ese contexto, las extracciones parciales por cajero que podrían parecer normales para el movimiento de una familia podrían indicar que se acumuló dinero para un período prolongado.

3- Si los Pomar no tomaron dinero propio, la pregunta obligada es ¿quién pudo proveerles dinero para que se manejaran durante la desaparición? También esas cuentas bancarias deberían ser investigadas.

4- La investigación permitió hasta ahora determinar que la familia tenía deudas por créditos bancarios documentadas y al día. También había una situación de angustia por la falta de trabajo y los consecuentes apremios económicos, virtuales o reales. En ese nuevo marco, los investigadores esperan para ver qué ocurrirá con próximos vencimientos de las cuotas de los créditos. Porque cuando un crédito de esa naturaleza deja de ser pagado por el beneficiario, automáticamente cae en mora. Pero si el cese de pago se produce por muerte del beneficiario, o por presunción de muerte, por lo general hay un seguro que prevé esa circunstancia y la aseguradora cancela la deuda. Ello podría asegurar la titularidad de una propiedad, por ejemplo, para los herederos.

5- Hasta ahora se está buscando a una familia desaparecida. Probablemente haya que buscar a una familia que no quiere ser encontrada, lo cual es sustancialmente distinto. Si, como dicen Stornelli y Starc, la desaparición fue un “acto voluntario”,  es inútil buscar en lugares previsibles. Si los Pomar están vivos, es imposible que no sepan que están siendo intensamente buscados.

6- Si es cierto que el celular de uno de los integrantes de la familia se activó en Chivilcoy durante la desaparición, ese celular difícilmente vuelva a encenderse, porque quien lo tenga en su poder ya sabe que está rastreado y localizable. Los investigadores sugieren buscar activaciones recientes de celulares de los denominados “no registrados”. Cierto es que la tarea parece buscar una aguja en un pajar. Pero para reducir el campo de búsqueda, la justicia debe ordenar la intervención de por lo menos 100 teléfonos, entre fijos y celulares, en un espectro de potenciales receptores de llamadas de los Pomar que abarque aún aquellos que tienen posibilidades mínimas de recibir una comunicación.

7- Si están vivos y ocultos, los Pomar podrían eventualmente permanecer largo tiempo sin comunicarse prácticamente con nadie. Pero hay una persona con la que indefectiblemente, tarde o temprano, habrá un contacto: el hijo del primer matrimonio.

8- Por último, está en ciernes una orden de las más altas esferas hacia los investigadores, judiciales y policiales: cerrar y blindar el flujo de información a la prensa. Sólo así consideran que podrían avanzar en la investigación.