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Esa fue la palabra que retumbó en varios despachos y que hasta hizo eco en la Quinta de Olivos. La duda radica en cuan largo... Por Cuarto Intermedio

Esa fue la palabra que retumbó en varios despachos y que hasta hizo eco en la Quinta de Olivos. La duda radica en cuan largo será el brazo de la Justicia en la causa por los medicamentos adulterados. 

(Cuarto Intermedio  – 4 de diciembre de 2009) – Son muchas las teorías que ensayan en el seno del oficialismo respecto a la investigación que está llevando a cabo el juez federal Norberto Oyarbide en la causa de los medicamentos adulterados que ya registró dudosas muertes y algunos detenidos.

Sin embargo, el fusil que encendió las luces de preocupación fueron las recientes detenciones del titular de La Bancaria, Juan José Zanola, su mujer Paula Aballay y el empresario Néstor Lorenzo.

Según trascendió, el titular de la CGT, Hugo Moyano, también mostró su preocupación porque desconoce hasta donde pueden llegar las ordenes de allanamiento y los llamados a indagatoria por parte de Oyarbide y el fiscal de la causa, Luis Comparatore. De hecho, el líder de los camioneros se encargó de salir con los tapones de punta al afirmar que las sospechas sobre su obra social son un nuevo ataque de la oposición y de los medios de comunicación contra su persona y el Gobierno. “Tengo la conciencia tranquila”, se limitó a decir ante la prensa.

Por otra parte, el ex Presidente y ahora flamante diputado nacional, Néstor Kirchner, también intenta averiguar a toda costa acerca de los próximos pasos a seguir de la investigación, dado que no sabe a ciencia cierta si el grifo de las citaciones judiciales a los funcionarios y dirigentes sindicales quedará definitivamente cerrado con Juan José Zanola, Alberto Costa y eventualmente, Héctor Capaccioli.  

Un sindicalismo investigado y bajo sospecha es lo último que quiere el gobierno (por las negociaciones salariales venideras) ya que el próximo año deberá lidiar con un parlamento opositor, grupos piqueteros desencantados que manifiestan cada vez más su descontento en las calles y provincias que amenazan con emitir cuasimonedas por el fuerte déficit financiero que presentan sus arcas.