El jefe de Gabinete Aníbal Fernández se convirtió en sorpresivo eje de la interna de los abogados de la Capital Federal. Allí manda desde hace casi cuatro años Jorge Rizzo, quien desde la agrupación Gente de Derecho hizo lo que muchos políticos deberían imitar: cumplió con lo que prometió.
(Cuarto Intermedio – 22 de enero de 2010)- El eje de su propuesta era derribar una caja jubilatoria llamada CASSABA que afectaba directo al bolsillo de los abogados, y lo consiguió. Pero su figura se proyectó hacia otros ámbitos y se convirtió en fuente de consulta ante temas candentes: matrimonio gay, ley espía, decretos de necesidad y urgencia.
Cuando Aníbal Fernández atacó públicamente a la jueza María José Sarmiento, una agrupación opositora que bajo el nombre de “Será Justicia” y liderada por Guillermo Lipera que aspira a ganar las elecciones de los abogados en abril próximo, denunció cierta complacencia de Rizzo para con el jefe de gabinete.
Y rápidamente obtuvo su respuesta. Provino del candidato oficialista a suceder a Rizzo, el consejero de la magistratura porteña Eugenio Cozzi, quien recordó que si bien Aníbal es abogado, tiene la matrícula suspendida por su función pública y, en consecuencia, no puede ser sancionado por el Colegio Público de Abogados.
“Fernández no puede ejercer la profesión en el ámbito de la Capital Federal, por lo tanto no está alcanzado por las normas disciplinarias ni por el tribunal del Colegio Público de Abogados. Muchos jueces se encuentran matriculados en nuestra Institución, pero al igual que los Ministros tienen la matrícula bloqueada. Si se utilizara la lógica que sostiene el Dr. Lipera, cada juez que se equivocara sería alcanzado por la competencia y juzgado por el Tribunal de Disciplina del Colegio, además del Consejo de la Magistratura. Más absurdo sería aún -valga un ejemplo sencillo para explicarlo-, que si un abogado fuera jugador de fútbol y, expulsado por cometer una falta en un partido, pudiese ser denunciado y juzgado por tal evento en nuestro Tribunal”.