La «mafia» de la mafia

La causa denominada “la mafia de los medicamentos” sumó un episodio escandaloso que pasó casi inadvertido en los grandes medios. (Cuarto Intermedio – 1 de... Por Cuarto Intermedio

La causa denominada “la mafia de los medicamentos” sumó un episodio escandaloso que pasó casi inadvertido en los grandes medios.

(Cuarto Intermedio – 1 de febrero de 2010)- El ex juez Mariano Bergés, quien defiende a María Victoria Berisso -secretaria del empresario farmacéutico Néstor Lorenzo-, una de las tantas personas detenidas por orden del juez Norberto Oyarbide,  denunció penalmente a dos camaristas federales y a un fiscal por supuestas irregularidades en la excarcelación de la esposa del sindicalista Juan José Zanola, Paula Aballay.Bergés, apuntó contra los camaristas Eduardo Freiler y Jorge Ballestero, y contra el  fiscal Germán Moldes. A los camaristas, los calificó como “corruptos magistrados, que dan vergüenza al Poder Judicial”, en tanto que al fiscal lo llamó “canalla devenido en habilitador de una supuesta vía de escape para Aballay”.El ex juez supone que los camaristas y el fiscal tuvieron razones más allá de las judiciales para liberar a Aballay. Y cree que, tarde o temprano, Zanola también se irá a su casa. Cree que hay intereses políticos y corporativos, desde el sindicalismo, para que la investigación sobre qué se hizo con los medicamentos no avance.Quien tiene mejor situación de los tres denunciados es el fiscal Moldes. Por una extraña faceta judicial, avaló una “renuncia a los plazos” planteada por la defensa de Aballay para conseguir rápidamente su excarcelación, pero no se pronunció sobre la libertad. Eso le permitió apelar ante la Cámara de Casación por la excarcelación, con lo cual -según piensa Bergés- intentó corregir el “error” anterior.La denuncia es gravísima porque sugiere que pudo haber habido manejos espurios, incluso económicos, para que los jueces Ballestero y Freiler, quienes nunca habían entendido en la causa de la “mafia de los medicamentos”, concedieran la libertad a Aballay a las cinco de la tarde del último día en que estaban de feria.Cuando Bergés le planteó el tema a los jueces que sí habían llevado adelante la causa, y que además había rechazado las excarcelaciones (pese a tratarse de una sala de las llamadas “garantistas”) recibió una respuesta casi resignada. Fue entonces que decidió formular la denuncia penal, en la que aclara por anticipado que sabe que no prosperará porque la “corporación judicial” se protege a sí misma.El tema es la comidilla de los pasillos de Comodoro Py 2002. Entre los mensajes indirectos de solidaridad y apoyo que recibió Bergés, las fuentes cuentan que uno provino de las cercanías más estrechas del propio juez Norberto Oyarbide.