Mal que mal, el gobierno está logrando pasar el verano. No faltaron sobresaltos ni fueron todas rosas, pero con la clase media distraída bajo los soles de la costa atlántica y la oposición política dispersa y desconcertada por la ausencia de liderazgos, las cosas se le facilitaron.
(Cuarto Intermedio – 15 de febrero de 2010)- Desde el punto de vista de su conveniencia, el haber clausurado el Congreso a partir del 10 de diciembre parece haber sido una de las decisiones más acertadas del gobierno. Tuvo que campear la tormenta de Redrado y el BCRA -en la que se metió por la impericia de Zannini, Cédola y otros “cráneos” de Legal y Técnica-, pero Cobos interpretó mal las encuestas que lee diariamente y terminó perdiendo imagen y dándoles oxígeno hasta marzo, cuando el Congreso deberá ratificar el DNU que creó el Fondo del Bicentenario.
Hubo algunos otros ruidos como la atención que le hizo Clarín con la difusión de la compra de los 2 millones de dólares de Néstor, pero nada que sacuda mucho la “modorra” de una opinión pública casi insensibilizada a esta altura. A tal punto saturada, que pocos se percataron que la oficialista Diana Conti fue la que se paseó por todos los medios defendiendo la ética de las acciones privadas del matrimonio presidencial (incluso con argumentos tan sorprendentes como que “se los critica por envidia”).
Los opositores que en diciembre tuvieron su primavera cuando se quedaron con la mayoría de las comisiones de Diputados, decidieron darle respiro al Gobierno, se concentraron en atender los problemas de los distritos que gobiernan, o simplemente se tomaron vacaciones.
Pero marzo está a la vista y a los problemas estacionales como las tensiones generadas por la puja salarial -especialmente la docente-, se sumarán a la preocupación por un rebrote inflacionario ya inocultable y a las dificultades para contener las demandas de las agrupaciones sociales, o piqueteras o como quiera llamárselas.
En este marco la Presidenta necesita la aprobación del Fondo del Bicentenario y frenar iniciativas opositoras como las de reforma del Consejo de la Magistratura o la coparticipación del impuesto al cheque, porque si bien la situación fiscal aun es manejable, el gobierno central necesitará mayores recursos para aumentar sus posibilidades electorales futuras.
Veremos qué gestos hace en el discurso de apertura de Sesiones Ordinarias. No nos sorprenda un llamado a consensuar algunas grandes políticas y a extender nuevamente sus brazos hacia la centroizquierda. Lástima que el término Bicentenario quedó tan vapuleado.