Que se rompa pero que no se doble

(Cuarto Intermedio- 25 de marzo de 2010)- En este caso, son dos las cuestiones puntuales a las que me he de referir. Por un lado,... Por Cuarto Intermedio

(Cuarto Intermedio- 25 de marzo de 2010)- En este caso, son dos las cuestiones puntuales a las que me he de referir. Por un lado, la actitud del vicepresidente de la nación, Julio Cobos; por el otro, la del diputado nacional Francisco De Narváez.

Lo que pasa, desde mi punto de vista, es a veces más simple de lo que parece. Julio César Cleto Cobos, otrora gobernador de la provincia de Mendoza por la Unión Cívica Radical, decidió integrar la fórmula del Frente por la Victoria en las pasadas elecciones presidenciales. Por ello, fue expulsado del centenario partido. Bien conocida es su escalera a la fama a nivel nacional: el voto no positivo en el Senado, una fría noche de julio de 2008. A partir de allí, a raíz de esas pocas palabras que oxigenaron a la nación en un contexto sumamente complejo, y lleno de tensión, comenzó a construir su imagen de cara a las elecciones presidenciales de 2011. Sólo eso, merece fortísimos cuestionamiento. ¿Cómo se explica, además, que un vicepresidente apele un fallo favorable al gobierno? ¿Cómo se interpretan reuniones políticas con opositores en el despacho oficial?

Hace mucho que hemos dejado de lado la república, los programas integrales de gobierno, y los acuerdos entre la dirigencia con el propósito de mantener políticas a lo largo del tiempo. Estamos inmersos en la vorágine de lo inmediato, y nuestro horizonte está dentro de una semana. ¿5 años? Parece una eternidad.

Cobos debería haber renunciado hace rato, y dos veces. En 2007, a su partido que lo honró con la candidatura y estructura para competir por la mencionada gobernación; posteriormente, a la vicepresidencia. Sólo en Argentina existe un vicepresidente en ejercicio, abiertamente opositor; en esto, con sus críticas, mucha razón tiene el gobierno. Parece incomprensible, primero, la llamada transversalidad, y luego, la actitud del vicepresidente. Sin embargo, me animo a aseverar que a veces, las cosas son mas sencillas que lo que parecen.

Por otra parte, los tejes y manejes del diputado De Narváez, parecen ya un colmo. Llegó a la banca en 2009 ofreciendo un plan (especialmente contra la inseguridad), aliado con PRO, y afirmando que su vocación era gobernar la provincia. Sus planes (o sus resultados) brillan por su ausencia, como también ocurre con la aparente buena relación con su (¿ex?) aliado. La “nueva política” pretende una reinterpretación de la Constitución Nacional (cuando ésta es muy clara) para habilitarlo a ser candidato a Presidente. Cabe preguntarse si todo esto es en beneficio del país… o de sus ambiciones personales.

Necesitamos más república, leyes serias y consensuadas, respeto por las mismas, y acuerdos de corto, mediano y largo plazo. Esto se logra con una dirigencia a la altura de las circunstancias, cuyas propuestas, más allá de las diferencias de forma, tengan coincidencias de fondo.

En su testamento político, Leandro N. Alem escribió ¡Sí, que se rompa pero que no se doble! Como primer paso, entonces, propongo utilizar el sentido común y ser fieles a una idea de país cuyo destino, en el plazo de una vida, sea mejorar la calidad de vida de la gente y aumentar la igualdad de oportunidades.

Para ello, es condición sine qua non, dejar de lado la reinterpretación de esta frase.