Mutaciones

La discusión política muta. Como bien mencionó el filósofo español José Ortega y Gasset en su famosa frase, “yo soy yo y mi circunstancia”, la... Por Cuarto Intermedio

La discusión política muta. Como bien mencionó el filósofo español José Ortega y Gasset en su famosa frase, “yo soy yo y mi circunstancia”, la argumentación política esbozada a fines del siglo XIX es bien distinta de la que nos empapa cotidianamente.

(Cuarto Intermedio – 17 de mayo de 2010)- Entonces, en el marco de un mundo regido por la división internacional del trabajo, la Argentina navegaba por los ríos de una nación agroexportadora con algunos años de consolidación institucional. Las pampas aun no vivenciaban con profundidad la primavera de los pueblos europea, y por ello los reclamos por más democratización y mayores derechos para los trabajadores estaban recién amaneciendo. Hoy, más de cien años después, no discutimos lo mismo. Tal vez haya temas que retornan al centro de la escena, pero ciertamente lo hacen con diferentes matices. Intuyo que nadie puede negar que como país hemos logrado avances en materia de democracia y de derechos; sin embargo, eso no quita que todavía tengamos deudas pendientes. El voto es secreto y universal, los trabajadores tienen consagrado su derecho a huelga y los derechos humanos han sido incluidos en la última reforma constitucional. Sí, todavía debemos promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad, en aquellas áreas en donde aun no se ha avanzado lo suficiente.Por otra parte, hay, en las sociedades de tradición judeo-cristiana, un conjunto de valores surgidos en los albores de la civilización misma cuya esencia es aceptada como válida y es virtualmente indiscutida. “No matarás”, sostiene el quinto mandamiento; “santificarás el día del señor”, lee el tercero. Pues bien, puede decirse, de manera simplificada, que aquellos logros mencionados más arriba son la cristalización de una serie de valores y modos de entender la vida en sociedad aplicados a la discusión política. Así puede explicarse el código penal y el descanso dominical.El problema surge cuando, por algún motivo, la discusión política muta pero ya no a raíz del contexto que la envuelve, sino a partir de la tergiversación de los valores que la sociedad en cuestión tomaba como válidos. Cortar las calles, aunque esto viole la Constitución, pasa a ser aceptado. No importa si hay sospechas acerca de la utilización política de este método de protesta. Parecería no pesar que los derechos de la mayoría son vulnerados; como el Estado no abre canales institucionales de negociaciones y soluciones, nuestra Carta Magna obtiene otro rango. La demanda por más y mejor trabajo es válida, pero… ¿si en realidad un grupo impide el servicio de subterráneos porque considera que la rentabilidad empresaria es demasiado alta? Para algo existe la ley.En este sentido, son interesantes dos ejemplos que contrastan con las actitudes de muchas organizaciones que, a pesar de una mejora de la situación económica, social y de empleo en los últimos años (que presupondría una disminución del conflicto), continúan quebrantando las leyes vigentes en el país. Por un lado, el diputado nacional y líder social Héctor “Toty” Flores, quien antes organizaba asiduamente cortes de ruta, ha logrado desarrollar junto al Movimiento de Trabajadores y Desocupados (MTD) de La Matanza, una cooperativa que exporta guardapolvos a Italia y otras prendas a Japón. Con los ingresos, el movimiento fomenta la ayuda en educación, alimentación y otras necesidades. Por otro lado, el ex líder guerrillero y actual presidente de la República Oriental del Uruguay, José “Pepe” Mujica, dirigiéndose a los empleados de la firma estatal de combustibles de aquel país, sostuvo que “todos ustedes son suplantables, lo que no es suplantable es nuestro pueblo. Ustedes no están para servirse, ustedes están para servir. Y en ese servir realizarse como hombres, como mujeres”.¿Cómo se define la grandeza? Si bien no es posible dar una respuesta específica a esta pregunta, es muy probable que algunos comportamientos generen un máximo respeto entre mucha gente. Determinadas actitudes provocan una sensación de admiración, y a veces, de sana envidia. La clave, entonces, está en los valores.