El fin de la cosa juzgada

La Casación le puso una guillotina al principio de la “cosa juzgada”. Lo hizo en un caso de gran repercusión en su momento: el crimen... Por Cuarto Intermedio

La Casación le puso una guillotina al principio de la “cosa juzgada”. Lo hizo en un caso de gran repercusión en su momento: el crimen de Verónica Tomini, ocurrido el 20 de mayo de 2003 en su departamento del barrio porteño de Palermo.

(Cuarto Intermedio – 2 de junio de 2010)- Allí, la víctima había pasado la noche junto con Miguel Angel Gómez, un taxi boy finalmente condenado como autor del “homicidio agravado”.La causa quedó firme a principios de 2005, después de que la defensa del acusado presentara una apelación y un recurso de queja, ambos rechazados, y no volvieron a apelar. Pero entonces Gómez despidió a sus abogados y, por su propia cuenta, envió una carta a la Corte Suprema cuestionando su situación. Así, consiguió que la Casación, cinco años después de que la condena quedara firme y cuando Gómez ya llevaba siete años preso, reabriera el caso, anulara la condena por una supuesta violación al “principio de congruencia” y ordenara un nuevo juicio.La acusación inicial se refería al “homicidio agravado por ensañamiento” pero la condena final fue firmada por “homicidio criminis causa”, es decir, cometido para ocultar el robo. Ambas figuras tienen la misma pena.Gómez está hoy muy cerca de obtener la excarcelación por el paso del tiempo sin condena firme. Los fiscales de la Cámara de Casación no apelaron la sentencia, pero sí lo hicieron los familiares de Tomini. Sólo por eso la causa llegará a la Corte Suprema.