¡Que feo!…

En los pasillos de los tribunales federales de Comodoro Py 2002 corren como reguero de pólvora historias de un alto funcionario encargado de decidir sobre... Por Cuarto Intermedio

En los pasillos de los tribunales federales de Comodoro Py 2002 corren como reguero de pólvora historias de un alto funcionario encargado de decidir sobre la vida, la libertad, el patrimonio y la honra de las personas, que estaría haciendo “travesuras” que, no por conocidas, dejan de ser condenables.

(Cuarto Intermedio – 4 de junio de 2010)- Tanto, que si un juez pudiera probarlas, efectivamente lo condenaría.Las “travesuras” eran bastante frecuentes durante el menemismo, cuando el funcionario en cuestión no ocupaba, por cierto, el cargo que ocupa ahora.El hombre, además, no oculta sus nuevas formas de vida: fastuosas celebraciones, viajes relámpagos a ciudades apetecibles y demás. Las historias hablan de un “operador” que, a su nombre, gestiona las nuevas formas de vida. Y, por supuesto, obtiene una comisión que también le permite cambiar la vida propia.El “operador” y el “funcionario” comparten algo más (bastante más) que los gustos.Se trata, evidentemente, de vicios del fuero penal federal que el Consejo de la Magistratura, con sus concursos para designación de magistrados por antecedentes y conocimiento, no consiguió corregir.