Un curioso novelón entre dos legisladores cordobeses concluyó esta semana, después de un pedido de disculpas.

(Cuarto Intermedio – 10 de junio de 2010)- Todo comenzó hace unos días, cuando en una reunión de la comisión de Salud, el peronista Horaldo Senn, molesto por el tono con que la trotskista Liliana Olivero le respondía a una compañera de su bloque, la llamó “maestra siruela”.Olivero, una legisladora que normalmente acusa a peronistas, radicales y juecistas de mafiosos, corruptos u otras lindezas, se sintió afectada y reclamó una “cuestión de privilegio”, es decir, una sanción disciplinaria contra Senn.Pronto todos los legisladores fueron aprendiendo que se dice “siruela”, con ese, y no ciruela, con ce, porque hace referencia al refrán del “maestro siruela”, que nada sabía y abría una escuela.El mar de fondo, además de la hipersensibilidad, era que Senn es un legislador que está señalado como presunto colaborador de grupos represivos del terrorismo durante el último gobierno de facto. Algunos legisladores, entre ellos Olivero, pretenden desafectar a Senn de la Cámara.La acusación a Senn surgió durante un juicio en la provincia de Santa Fe contra un juez federal, adonde un testigo lo citó como colaboracionista al peronista.A partir de entonces, Senn está en el ojo de la tormenta en la Legislatura de Córdoba y si bien no hay pruebas en su contra (al menos que se hayan presentado aún), hasta integrantes de la bancada oficialista gustarían de verlo renunciar.La novela de la maestra siruela concluyó con un pedido de disculpas de Senn.