Dos fallos recientes volvieron a consagrar con fuerza inusitada los derechos de las minorías sexuales.

(Cuarto Intermedio – 2 de julio de 2010)- En uno de ellos, la  Cámara Laboral condenó a los supermercados COTO a indemnizar a  un empleado que se consideró despedido porque su superior jerárquico y sus compañeros lo hostilizaban y humillaban continuamente por su condición homosexual. El empleado se cansó, se consideró despedido, inició juicio y lo ganó. Los “chistes” le costaron a Coto 35 mil pesos más cuatro años de intereses.En el otro caso, otra sala de la misma Cámara Laboral condenó a una empresa fabricante de productos alimenticios del rubro de la carne vacuna, que pertenece a la multinacional de la alimentación Cargill, a pagarle indemnización por despido a un trabajador enfermo de SIDA, en un estado avanzado de la enfermedad, quien pese a todo quería seguir trabajando. Obtuvo el permiso médico, pero con la salvedad de que debía realizar tareas livianas, y la empresa no se las asignó, pese a que “contaba con sectores donde el actor podía realizar labores de menor exigencia”.