La pantalla gigante que el gobierno porteño emplazó en Retiro para que “la gente” pudiera ver allí los partidos del Mundial le generó un dolor de cabeza a Mauricio Macri.
(Cuarto Intermedio – 7 de julio de 2010)- Acaso en su intención de garantizar que el lugar fuera una fiesta, el gobierno porteño dispuso un operativo de seguridad. Y según la ONG Observatorio de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires (ODH), lo hizo recurriendo a la vieja fórmula lombrosiana de la prevención de la delincuencia: ni rostros sospechosos, ni pobres.El Observatorio denunció ante la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires que “varias personas, al intentar presenciar diferentes partidos en la pantalla gigante que instaló el gobierno porteño en la Plaza San Martín del barrio de Retiro (uno de los espacios públicos más tradicionales de la Ciudad), fueron requisados por el personal de seguridad de una empresa privada que los palpó de armas y les revisó mochilas y carteras… En la parte alta, un cordón de la empresa de seguridad privada obligaba a la gente a armar una fila, separada por género, para después requisarla. En caso de que alguna persona se negase a que le revisen sus ropas o pertenencias, no podían pasar hacia la barranca de césped, frente a la avenida Libertador, donde se podía ver el espectáculo deportivo”. La denuncia sostiene que “el Gobierno de la Ciudad tomó la decisión de mostrar una ciudad sin indigentes, vendedores ambulantes, cuida coches y limpiavidrios. La política que lleva adelante para lograrlo no es sólo de tipo social o laboral, sino represiva: a los pobres que viven en la calle no se les permitirá ni siquiera acercarse a las pantallas levantadas en plazas y parques”.