Las colectoras otra vez generan ruido en la relación Kirchner-Scioli

La provincia de Buenos Aires salió a negar enfáticamente que en ese ámbito se habilite ese recurso u otro que viole el espíritu de la... Por Cuarto Intermedio

La provincia de Buenos Aires salió a negar enfáticamente que en ese ámbito se habilite ese recurso u otro que viole el espíritu de la ley sancionada el año pasado. 

(Cuarto Intermedio – 22 de octubre de 2010)- Según aseguran voceros de la gobernación provincial, durante el encuentro a solas que la semana pasada mantuvieron en Olivos, Néstor Kirchner le prometió a Daniel Scioli que no apelará a la utilización de listas colectoras en los comicios del año que viene. Pero son también fuentes cercanas al mandatario provincial las que aseguran que el ex Presidente sigue evaluando cómo instrumentar esa alternativa. Como sea, en el gobierno bonaerense -como en el resto del peronismo bonaerense- han ingresado definitivamente en una especie de estado de alerta ante la posibilidad de que Kirchner intente aplicar finalmente ese mecanismo. Y empezaron a definir también algunas estrategias para esa eventualidad.No existe en el oficialismo quien no crea que la demora de la Casa Rosada en reglamentar la ley nacional -sancionada hace casi un año- que estableció las elecciones internas abiertas, obligatorias y simultáneas para la definición de los candidatos a presidente y legisladores nacionales, tiene que ver con la búsqueda -que hace ya rato encargó a los mejores especialistas del oficialismo en la materia- del artículo “mágico” que habilite la utilización de listas colectoras en la posterior elección general.En la Provincia, como se sabe, se dictó una ley gemela a la nacional (para las internas por las candidaturas de gobernador, intendentes, legisladores provinciales y concejales). Y Scioli también demora su reglamentación. Hasta ahora, se creía que el retraso tenía que ver con la intención de esperar el decreto de Cristina Kirchner para disponer él una reglamentación de la norma provincial también gemela a la nacional. Pero en los últimos días hay señales diferentes.“El espíritu de la ley es prohibir las listas colectoras. Y en la Provincia no se la reglamentará contrariando ese espíritu”, se dice por estas horas en despachos del gobierno provincial.“Si el gobierno nacional habilita las colectoras, es la guerra”, concluyen algunos observadores frente a la premisa sciolista. Una premisa que comparten, por lo demás, los intendentes peronistas alineados en el oficialismo, al punto de que Kirchner puso en marcha la tarea de ir prometiendo a algunos jefes comunales que en sus distritos no habrá colectoras para la elección del intendente, en busca de romper un eventual frente masivo de rechazo al mecanismo.Hasta donde se sabe, el proyecto de Kirchner es que quien sea candidato presidencial por el oficialismo -él o su esposa- sea el postulante de dos o más candidatos a gobernador y de varios candidatos a intendente en cada distrito mediante una compleja estrategia.En el oficialismo se admite que, además, para el caso en que los especialistas le digan finalmente que no será posible habilitar las colectoras mediante la reglamentación del nuevo sistema de internas partidarias, Kirchner ya estaría evaluando suspender la aplicación de esa norma. Es que, sin ella, esto es, con la legislación electoral vigente, un recurso que ya ha sido utilizado y aceptado por la Justicia Electoral.El conflicto en estado latente que generan las listas colectoras se origina en que este mecanismo implicaría nada menos que la victoria o la derrota, tanto para Kirchner que lo quiere utilizar, como para los candidatos a gobernador y los intendentes que lo rechazan. El ex Presidente cree que el arrastre de varios postulantes para la gobernación y para las comunas en la provincia de Buenos Aires le aseguraría un triunfo que de otra forma aparece esquivo. Y Scioli y los intendentes peronistas que en masa buscarán la reelección están convencidos de que semejante “reparto” de votos entre postulantes afines al oficialismo, los llevaría derecho a una catástrofe electoral por los cargos provinciales y municipales.