Con la repentina muerte del ex Presiente Néstor Kirchner se levantó un manto de dudas que, por supuesto, estarán en tercer o cuarto plano hasta tanto finalice la despedida y los correspondientes honores de rigor hacia el ex mandatario.
(Cuarto Intermedio – 28 de octubre de 2010)- Es que con la misma rapidez con la que se corrió la noticia que daba cuenta sobre el deceso de Néstor Kirchner en su residencia de El Calafate, también se acrecentaron una serie de rumores y llamados que, por razones obvias, todavía no vieron la luz.Según trascendió en la mayor de las reservas, una persona cercana al Ejecutivo nacional habría espetado lo siguiente: “el peronismo perdió a su líder; Cristina a su compañero de toda la vida; y el país a su ministro de Economía”. Esta frase, aventurada si se quiere, pero nada alejada de la realidad, sonó en momentos en los que gran parte del gabinete nacional se aprestaba a abordar un avión con destino a El Calafate para acompañar a la Presidenta Cristina Fernández en tan doloroso momento. Llamativamente, uno de los ministros que ocupa una cartera de primera línea como lo es la de Economía, no fue de la partida en ese vuelo con destino al sur. Hablamos, claro está, de Amado Boudou.Decir que el ministro tendría las horas contadas sería presuroso. No obstante, el funcionario podría estar deshojando la margarita porque su principal mentor y sostén en el Palacio de Hacienda ya no estará para marcarle el paso y, además, es de público conocimiento que no mantiene una buena relación con gran parte del gabinete gubernamental (incluyendo, además, a la mismísima Cristina Fernández). Es por ello que Boudou (más que nunca) deberá sacar a relucir el máximo de su potencial para demostrar que el cargo no le queda grande y que para eso no solo tendrá que convencer a la Presidenta de que la incondicionalidad es la tarea más importante para un ministro, sino que también “el pulso de la muñeca” no debería tambalearle (o peor aun, quebrarse), estando al mando de tan sensible e importante cartera para un país.Las versiones que indican el nerviosismo por el que Boudou estaría atravesando en estos momentos no suenan descabelladas. Descabellado, en todo caso, sería pensar que el ministro estuviera en ese estado por no saber qué hacer, en lugar de preguntarse cuál será su suerte dentro del gobierno nacional de aquí en adelante, o cuáles serán los pasos a seguir en materia de gestión.Mientras tanto, el mercado se mostró algo atípico durante éstas últimas veinticuatro horas: subieron bonos y acciones (incluyendo las del “monopolio”); y hasta bajo el riesgo país. Las próximas semanas, quizás, cuando el Ejecutivo retome paulatinamente la actividad, Boudou se encontrará frente al desafío de moldear con su fisonomía el sillón que hasta el miércoles 27 de octubre ocupaba virtualmente el ex Presidente Néstor Kirchner. Si es que antes, por supuesto, la Presidenta no termina decidiendo lo contrario…