Esta vez fue un funcionario judicial el que cayó víctima de una estafa que suena a remake cibernética del “cuento del tío”.
(Cuarto Intermedio – 29 de octubre de 2010)- El secretario del juzgado federal número 3 de Mar del Plata, Pedro Federico Guillermo Hooft, hijo de un juez marplatense al que organismos defensores de los derechos humanos alguna vez vincularon con la represión de Estado durante la dictadura, quiso ahorrarse unos pesos comprando a través de las páginas de subastas de internet. Quería cambiar su teléfono celular, y eligió a un vendedor que le ofrecía el modelo de su agrado más barato que en un comercio oficial autorizado. Así y todo, pago 1.950 pesos, pero nunca recibió el aparato.Hooft se había resignado a dar por perdido el dinero. Incluso suponía que la causa estaba archivada, pero se sorprendió cuando desde Buenos Aires le notificaron que la Sala Cuarta de la Cámara del Crimen, a través de los jueces Alberto Seijas y Carlos Alberto González, había confirmado el procesamiento por estafa contra el presunto vendedor fallido del teléfono, Darío Lucas Perretti.Hooft sufrió la decepción en diciembre de 2007. Se repuso anímicamente, y también cambió el teléfono. Pero ahora, sorpresivamente, se topó con la posibilidad de que quien lo engañó sea condenado y, además, con la menos probable chance de recuperar su dinero.