Fui convocado hace unos tres meses a participar de un proyecto que provocó mi adhesión ni bien me fue explicado. Se trata de Securing Our eCity, una especie de búsqueda de la seguridad en el ámbito de una comunidad con un grado importante de conectividad a Internet.Por Ricardo SaenzFiscal General ante la Cámara Nacionalde Apelaciones en lo Criminal y Correccional. Cap. Fedwww.ricardosaenz.com.ar

(Cuarto Intermedio – 15 de diciembre de 2010)- La dificultad de traducir el nombre del proyecto con una frase corta en nuestro idioma, se nos hizo presente a la hora de ponernos de acuerdo en la denominación que debíamos adoptar para nosotros, que terminó siendo la del título de este editorial.Esta iniciativa se generó en San Diego, California, estado norteamericano donde la tecnología ha tenido una gran expansión. Consiste, básicamente, en un emprendimiento del sector privado fundado en la necesidad de sistematizar y difundir las buenas prácticas en materia de seguridad en el uso de las herramientas de comunicación electrónica que hoy atraviesan todas las actividades de una comunidad.El lanzamiento se realiza para Argentina con la expresa intención de extenderlo a otros lugares de Latinoamérica. Entre las acciones concretas que se planean realizar, contamos con charlas en escuelas para alumnos y docentes, instructivos para padres, proyectos de ley para establecer medidas de prevención y campañas permanentes de difusión.Me pareció fundamental que se tratara de un proyecto surgido de empresas y organizaciones no gubernamentales, en gran parte de la propia industria de las tecnologías de la información. Este origen reviste una importancia central para el éxito del proyecto, ya que por un lado obtura toda posibilidad de capitalizarlo políticamente por algún sector que pudiera acercarse en su apoyo, y por el otro, devuelve a la sociedad parte de los beneficios que genera esta actividad para las empresas (en lo que se conoce como responsabilidad social empresarial), beneficiándola con medidas de protección frente a los riesgos que esa misma actividad genera. En mi caso particular, estoy plegado al proyecto a título personal, es decir, no como Fiscal, de la misma manera en que emprendo mi comunicación en este sitio de Internet, sin comprometer la opinión del la institución del Estado a la que pertenezco.Muchas veces hemos dicho que es imposible vernos favorecidos por los avances de la humanidad y al mismo tiempo evitar los riesgos que ellos generan. Debemos asumirlos y trabajar fuertemente en la prevención. Especialmente respecto de nuestros niños, un sector particularmente vulnerable por la confianza e inocencia con que encaran su vida tecnológica. Si bien siempre he afirmado que el Estado tiene un deber primordial de brindar protección a los ciudadanos, tanto en la vida real como en la virtual, lo cierto es que no puede cuidarnos cuando estamos solos ante nuestras computadoras u otros dispositivos y nos comportamos desaprensivamente, ni reemplazar la responsabilidad que debemos tener sobre las conductas de nuestros hijos menores.De allí la importancia de iniciativas como SOeC, que aglutina los esfuerzos de mucha gente que se acerca con la intención de prestar su tiempo y su energía en un proyecto cuyo crecimiento depende de ellos mismos, no de la decisión lejana que pueda tomar un burócrata. Este sentimiento de pertenencia y de capacidad de influir en las decisiones es un motor con el que hemos visto impulsados muchos emprendimientos exitosos de nuestra sociedad y de muchas otras del mundo. “Argentina Cibersegura” (especie de capítulo argentino de SOeC) seguramente no será la excepción.