Durante 2010, en el Congreso Nacional, ya hubieron reuniones de comisiones a partir del 2 de marzo. Ansiosa por infligir al oficialismo alguna derrota en el terreno legislativo, la oposición rápidamente se abocó al trabajo, ilusionada con resultados que al cabo del año no fueron los esperados…
(Cuarto Intermedio – 14 de marzo de 2011)- Llama la atención que este año ninguna de las dos Cámaras haya convocado a sesionar, ni a reuniones de comisión durante los primeros 15 días. El contraste es notorio respecto al año pasado en que las reuniones de las renovadas Cámaras comenzaron desde el primer día y además hubieron llamados para sesionar en la primera semana. Pero en marzo de 2009 -año electoral como el presente-, la actividad parlamentaria también comenzó desde los primeros días.Paradójicamente, este año legislativo arranca en medio de innumerables críticas por el deficiente funcionamiento del año anterior. La propia Presidente se refirió al asunto y como pocas veces antes, en el discurso de apertura del presente período legislativo, encomendó al Congreso para que se aboque al debate de algunos temas.El año pasado fue muy especial: mientras que muchos analistas hablaron durante meses de una inminente “vetocracia”, desde este sitio advertimos que no había que llamarse a engaño sobre las consecuencias del resultado de las últimas elecciones legislativas. El hecho que el Ejecutivo solo haya tenido que vetar una ley, nos dio en cierta forma la razón. Queriendo excusarse por las expectativas que -sus dirigentes entienden- la sociedad había depositado en ella, la oposición resalta junto al llamado “82% móvil”, los avances en la sanción de varios temas que pasaron en revisión a la otra Cámara, acusando al oficialismo de haber obstaculizado de todas las formas posibles el funcionamiento del parlamento para que no lleguen a convertirse en ley.El oficialismo, por su parte, acusó a la oposición de forzar (o hasta violar) el Reglamento, de adoptar posturas intransigentes, o de impulsar proyectos inaceptables por ser contrarios al rumbo fijado por el Gobierno. El caso más claro fue el «Cuento de la Buena Pipa» del Presupuesto Nacional. Pero no vale siquiera entrar en juicios valorativos, dado que ocurrió lo que era esperable en las condiciones de paridad de fuerzas oficialistas y opositoras que se dio en el Parlamento.Este año es parecido en el sentido que, en principio, se mantiene el mismo equilibrio. Pero es distinto porque es año de cambio de gobierno en la Nación y en varias provincias y los realineamientos de algunos pequeños bloques o el transfuguismo de algún legislador en función de las expectativas que avisore para las elecciones de octubre, pueden alterar ese precario equilibrio y torcer la balanza. Oficialismo y oposición, como dos boxeadores, se están estudiando y midiendo sus fuerzas antes de entrar en un combate pleno. Tras los primeros 15 días y ya con la ajustada victoria de la oficialista Lucía Corpacci en Catamarca, comenzarán las primeras escaramuzas. Luego se verá si van a fondo con algún golpe o si prefieren seguir “bailoteando y aguijoneando con sus jabs” hasta el próximo round.