Los abogados de los diez detenidos por el crimen del militante del PO Mariano Ferreyra, asesinado una semana antes de la muerte de Néstor Kirchner, ya decidieron cuál será la estrategia que llevarán adelante en el juicio oral, que podría realizarse a fin de año.

(Cuarto Intermedio – 25 de abril de 2011)- Argumentarán que la bala que causó la muerte no fue disparada contra Ferreyra, sino contra el piso, y que de rebote ingresó al cuerpo de la víctima. Pero además, dirán que fue disparada a una distancia de 6,80 metros, lo que situaría al tirador no ya entre la patota de los ferroviarios, sino entre los propios manifestantes, tercerizados y partidos de izquierda. Para la primera teoría, harán valer las contradicciones en las pericias sobre la bala, ya que la Policía Federal sostuvo siempre que había sido un disparo directo, pero la Gendarmería Nacional cree que efectivamente hubo un rebote. Un barrido electrónico sobre el proyectil arrojó que contiene restos de sustancias químicas compatibles con el asfalto. “Nadie quiere matar apuntando al piso”, sostendrán, para avalar la hipótesis del “homicidio culposo”. Y si nadie quiso matar, nadie pudo haber instigado el homicidio, pues es imposible ser el autor intelectual de un delito que se consuma sin intención. Ergo, José Pedraza es inocente.La audaz jugada se completa con el aporte de testigos que sostendrán que desde el lado de los tercerizados y el PO también se dispararon armas de fuego. El arma que mató a Ferreyra nunca fue hallada, de modo tal que es imposible saber cuál es y a quién pertenecía. Si, por la deformación y características de la bala, pudieran instalar un margen razonable de duda sobre la distancia a la que fue disparada, que insisten en situar en menos de siete metros, podrían incluso obtener la absolución por el “beneficio de la duda”.