La Corte penal

La Corte Suprema de Justicia es renuente a entender en causas penales. Para ello, hace varios años emitió el fallo “Di Nunzio”, mediante el cual... Por Cuarto Intermedio

La Corte Suprema de Justicia es renuente a entender en causas penales. Para ello, hace varios años emitió el fallo “Di Nunzio”, mediante el cual descargó en la Cámara Nacional de Casación Penal una virtual última instancia de revisión de todos los casos penales.         

(Cuarto Intermedio – 1 de julio de 2011)- Sin embargo, le siguen llegando casos -fundamentalmente homicidios agravados- que por su naturaleza y la pena que involucran, prisión o reclusión perpetua, logran franquear todos los obstáculos y aterrizar en el cuarto piso del Palacio de Tribunales.El último de ellos fue un crimen por supuestas razones pasionales y económicas, en el que la ex esposa de un abogado, junto con su amante y un amigo, asesinaron a la víctima previo a torturarlo. Y después de muerto, le arrancaron la piel de la cara para dificultar su reconocimiento.Esos casos desnudan dos facetas hasta ahora desconocida de la Corte Suprema, que tiene una imagen impoluta y de independencia que la misma Corte se ha generado. Pocos saben que la Corte emitió en 2007 una suerte de reglamentación mediante la cual estableció la extensión que deben tener los recursos que llegan al tribunal. Como si no quisieran leer largas argumentaciones, la Corte pidió escritos cortos, con letra grande. Y cuando ese requisito formal no se cumple, no importa cuán grave sea el caso: el recurso se rechaza.El único que aparece sensible a los casos particulares es Raúl Zaffaroni. El es el único que vota en disidencia, aclarando que ante la gravedad del caso, se debería dejar de lado esa limitación y pasar a revisar el caso, porque las garantías constitucionales son más importantes que los formalismos que la propia Corte se ha dado a sí misma. Sin embargo, su postura queda siempre en soledad. Y los abogados, poco avisados de esa reglamentación, pierden indefectiblemente los juicios porque el máximo tribunal ni siquiera los lee.