Pasó inadvertida en los grandes medios una noticia que pone blanco sobre negro el pasado de determinados personajes de la Justicia actual que tuvieron una conexión directa o indirectamente con la dictadura.  

(Cuarto Intermedio – 20 de julio de 2011)- El fiscal de Casación Juan Martín Romero Victorica, uno de esos hombres a los que no hay términos medios que les valga (se lo acepta o se lo combate), está muy cerca de ser pasado en la Justicia.  Después de que Victoria Montenegro, una hija de desaparecidos, describiera cómo el fiscal influía en el manejo de una causa judicial en la que estaban investigados sus apropiadores,  el procurador general Esteban Righi lo mandó a juicio político. El “Potro” Romero Victorica tiene amigos entre los represores presos e investigados por delitos de lesa humanidad. No los oculta, ni se preocupa por disimularlos. Pero una cosa es la vida privada y otra muy distinta lo que ello repercute en su actividad oficial. Romero Victorica está sospechado de “colaborar en la defensa de un imputado, no diferenciar la situación de la víctima de la del imputado y seguir tratándola como pariente de él, acceder a información que no le incumbía y proporcionarla -como primicia- al imputado; discutir sobre la estrategia procesal y posición personal a asumir frente a los antecedentes que él conoció y a la marcha del proceso que se iba desarrollando”.  Por todo ello, habría “perdido la idoneidad para ocupar el cargo”.Los cargos contra Romero Victorica tienen que ver con hechos que pasaron hace dos décadas. Sin embargo no fue sino hasta ahora, que esa pertenencia ideológica fue puesta en tela de juicio. El “Potro” enfrentará a un Tribunal de Enjuiciamiento integrado por siete miembros: uno por el Poder Ejecutivo, otro por el Senado, otro por la Corte Suprema, dos abogados, un fiscal y un defensor oficial. Si en octubre el kirchnerismo ratifica la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner en las urnas, Romero Victorica probablemente haya dejado de ser fiscal e, incluso, podría tener problemas en la Justicia.