La siguiente crónica y posteriores reflexiones está inspirada en un artículo publicado por Le Monde el día 20 de julio (en Argentina, día del amigo).

(Cuarto Intermedio – 21 de julio de 2011)- 13 de mayo: la ONU advierte que cerca de 9 millones de personas en África oriental se enfrentan a una complicada situación de nutrición. Si la sequía se extiende, podría provocar una situación dramática.7 de junio: la sequía amenaza a más de 8 millones de habitantes en Djibouti, Kenya, Etiopía y Somalia. Tras dos temporadas con lluvias inferiores a la media, los cultivos están estropeados y los animales mueren.13 de junio: la organización Médicos Sin Fronteras alerta acerca de la urgencia de la situación humanitaria en los campos de refugiados de Dadaab, Kenya. Allí viven 380.000 refugiados, cuatro veces más que la capacidad prevista.28 de junio: la movilización internacional se acelera cuando la ONU habla de la peor sequía de los últimos 60 años. Hay más de 10 millones de personas afectadas; en Somalia, uno de cada tres chicos está desnutrido.5 de julio: el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados le llama la atención a Somalia, dado que la violencia asociada a la sequía provocó el desplazamiento de 135.000 personas desde principios de año (54.000 sólo en junio).6 de julio: los insurgentes hacen un llamado a la ayuda, sean musulmanes o no, dos años después de que ellos mismos atacaron a las organizaciones humanitarias que trabajaban en las zonas que controlan. 8 de julio: la UNICEF estima que más de dos millones de chicos en el cuerno de África están desnutridos; alrededor de 500.000 en peligro de muerte.13 de julio: el envío coordinado por la UNICEF de 5 toneladas de ayuda y medicamentos en una zona controlada por rebeldes en Somalia es la primera operación de este tipo en dos años.18 de julio: en una reunión de la FAO en Roma, Alemania y el Reino Unido prometen millones de dólares adicionales en concepto de ayuda a la región. 20 de julio: la ONU declara que dos regiones del sur de Somalia están golpeadas por el hambre, evocando que se trata de la más grave crisis alimentaria en 20 años. Pues bien, el lector tal vez se pregunte qué tiene esto que ver con todo (yo también me lo pregunto). Se trata de una cuestión de perspectiva, y de algunas simples reflexiones.Hemos sufrido sequías, pero no una que haya afectado a nuestra población de manera tal de provocar una hambruna generalizada o una crisis humanitaria. Y sin embargo, tras 28 años de democracia ininterrumpida, en nuestro país sigue habiendo hambre. Tenemos un sector agroindustrial competitivo y de punta, y hacemos lo posible para socavar su florecimiento pleno. Hemos gozado años de recuperación y expansión económica, y sin embargo la pobreza no ha desaparecido.No existen rebeldes o insurgentes en nuestro país, tampoco campos de refugiados ni violencia religiosa. Y sin embargo, nuestros dirigentes políticos -representantes del pueblo consagrados como tales por el voto popular- no logran consensuar políticas de Estado sobre los grandes temas que la patria necesita, que perduren en el tiempo y trasciendan a las personas. Por ello, es fácil explicar por qué continúa habiendo deudas pendientes originadas hace tantos años (en calidad e infraestructura educativa, en una eficiente administración de justicia, en un mejor funcionamiento institucional, en una justa coparticipación, en las grandes obras que modernizarán el país, en avanzar significativamente en cuestiones de vivienda, en combatir la droga, en volver a la argentina de la seguridad, etc.).Rico en recursos naturales y con un capital humano valioso, la Argentina está a años luz del cuerno de África. Sin embargo, aunque tiempo atrás supimos ser una referencia para los países centrales, también estamos lejísimos de las economías modernas, basadas en el conocimiento, que con sus virtudes y defectos han demostrado que con el paso del tiempo sus habitantes viven mejor.La actualidad electoral ofrece una oportunidad para poner foco sobre ciertos temas. Quizá, aquellos candidatos que se postulen con un genuino espíritu republicano y patriótico, puedan hacerse eco de ideas como estas. Si así lo hicieren, captar la atención y el voto no debería ser tan difícil. Después de todo, de nosotros -los ciudadanos- depende. Y estamos frente a una nueva gran oportunidad.