El Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, confirmó a Cobacho. No obstante, cambió al segundo del área y designó a un hombre de su equipo.
En un intento por bajar el nivel de tensión con sectores del ultrakirchnerismo que venían reclamando la renuncia de la titular de la Secretaría de Derechos Humanos, Sara Dorotier de Cobacho, el gobernador Daniel Scioli decidió el reemplazo del número dos del organismo aunque ratificó en el cargo a Cobacho.
Scioli resolvió un enroque a través del cual ubicó como segundo de Cobacho al sociólogo Gustavo Nahmias, un hombre de su equipo que se venía desempeñando en la Escuela de Gobierno de la Jefatura de Gabinete, y justamente a esa repartición irá Fernando Cano, quien secundaba a la secretaria de Derechos Humanos.
Cano había quedado en el ojo de la tormenta luego de que un grupo de trabajadores denunciara agresiones en oficinas de la Secretaría por parte de patovicas. Concretamente, responsabilizaron al ahora ex subsecretario por estos hechos y reclamaron su remoción, además de la de Cobacho.
Ese fue el detonante de un proceso de cuestionamientos al accionar de la Secretaría que arrancaron el año pasado. Concretamente, sectores vinculados al kirchnerismo pusieron en la mira a Cobacho y a Cano -nieto de la titular del área-, al sostener que no se estarían realizando inspecciones a las distintas cárceles para constatar las condiciones de vida de los detenidos.
Pero la agresión sufrida por un grupo de empleados ocurrida en los primeros días de ese mes, varios de ellos delegados sindicales, generó una nueva ofensiva de sectores “K” en busca de forzar la salida de Cobacho y Cano.
En esa sintonía, el vicegobernador Gabriel Mariotto se reunió con los trabajadores agredidos y se solidarizó con ellos.
En forma paralela, surgieron versiones sobre cambios inminentes en la Secretaría y la posibilidad de que llegara Guido Carlotto, hijo de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.
En medio de la ofensiva “K”, Cobacho -una militante histórica del peronismo, que tiene dos hijos desparecidos-, logró el apoyo político de un grupo de intendentes del PJ que respaldaron su continuidad en el cargo.
Pero Scioli, finalmente decidió mover algunas fichas en procura de bajar la tensión con el kirchnerismo: cambió a Cano, eje de los mayores cuestionamientos, y mantuvo en su puesto a Sara Cobacho.
Fue, en rigor, un gesto a medias, porque sectores “K” iban además por el desplazamiento de la secretaria.
La decisión de Scioli, por otra parte, significa seguir una lógica que ha utilizado en los últimos meses para sostener a su ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal.
Frente a los cuestionamientos “K” a su política de seguridad, el Gobernador introdujo una serie de cambios en la fuerza con más injerencia de civiles en la conducción o la presentación de proyectos reclamados por organismos de Derechos Humanos como es el caso de la creación de la Policía Judicial. Pero en todas las ofensivas resolvió mantener a Casal.