Opacado por el tironeo entre la Ciudad y la Nación, el servicio que presta la empresa Metrovías como administradora de los subtes volvió a los planos judiciales con un fallo que condenó a la empresa a indemnizar a un pasajero por haber puesto en peligro su vida.
La Sala L de la Cámara Civil dispuso la indemnización de un usuario de los subtes porque en 2006, cuando muy lejos estaba la discusión por el traspaso, una de sus formaciones quedó durante una media hora varada entre dos estaciones y a oscuras, sin que nadie informara qué estaba pasando.
Cuando la paciencia de los pasajeros se agotó, varios bajaron de la formación y a tientas fueron caminando hacia la salida, pero uno de ellos tropezó, cayó y sufrió lesiones leves.
Los jueces Marcela Pérez Pardo, José Luis Galmarini y Víctor Liberman, sostuvieron que “las instalaciones eléctricas de las estaciones y de los túneles estaban a cargo de Metrovías SA”, de modo que son ellos quienes deben responder por haber dejado a los pasajeros en un estado de incertidumbre, en un lugar inhóspito, oscuro, y con el lógico temor que genera tal situación.
Cierto es que el lesionado debió haber aguardado que personal especializado de la empresa lo asistiera, pero también lo es que ello no ocurrió. El pasajero “debió descender por una escalera precaria y transitar por el túnel que carecía de iluminación y de luces de emergencia”.
La sumatoria entre la falla en el servicio y la omisión de brindar asistencia rápida y efectiva al usuario sellaron la suerte del pleito.