La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien suspendió su visita a Granadero Baigorria por las malas condiciones climáticas, inauguró por videoconferencia una fábrica de zapatos perteneciente a un empresario que en el pasado fue funcional al gobierno de facto de Jorge Rafael Videla.
¿De quién habrá sido la culpa? ¿De algún despistado asesor? ¿Del propio vocero presidencial, Alfredo Soccimarro? Difícil saberlo, dado el hermetismo con el que se maneja la mesa chica de la Casa Rosada. No obstante, habría que preguntarle más adelante a alguno de los empleados que realizan tareas de mantenimiento en la Quinta de Olivos si escucharon (cosa muy probable) para quien o quienes iban destinados los gritos de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en reprimenda por tamaño error.
Lo cierto es que esto viene a colación de la “interesante y cordial charla” que la primera mandataria mantuvo a través de videoconferencia con Alberto Grimoldi, propietario de la conocida marca de zapatos que se la conoce por su apellido. Pero el dato de color, si se quiere, es que el empresario del calzado se desempeñó en los años 70´ como subsecretario de Comercio Exterior del ex ministro de Economía del proceso militar, José Alfredo Martínez de Hoz.
Curioso ¿no?, que la Presidenta comparta los éxitos económicos de su gestión “nacional y popular” con una persona que supo codearse con algunos de los personajes más siniestros de la historia argentina.