La decisión del juez federal Norberto Oyarbide de excusarse en las causas que se vinculan con el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, fue reprobada por el gobierno y considerada un error por los más cercanos allegados al magistrado.
La Cámara Federal rechazó el argumento de “violencia moral” que expuso Oyarbide, pero reconoció que si el propio juez dice que no se siente en condiciones de administrar justicia imparcialmente, no puede seguir al frente de una causa.
De eso se valió Carlos Tórtora para recusar a Oyarbide en la causa en la que denunció a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner por presunta omisión de declarar sus ganancias como abogada, que vociferó en la Universidad de Harvard.
La causa lleva el número 10.332/12, recayó en el juzgado federal número siete -a cargo de Oyarbide- con intervención de la fiscalía número diez, de Miguel Angel Osorio, y apunta a los delitos de “evasión tributaria y fiscal, falsedad ideológica de instrumento público y violación de los deberes como funcionario público”.
Aunque por otra vía, el objetivo fue logrado: Oyarbide no seguirá al frente de esa causa, porque el gobierno acaba de oficializar la designación de Sebastián Casanello, un joven secretario letrado de Cámara, como magistrado definitivo en el juzgado número siete.
Oyarbide dejará de ser subrogante y sólo le quedarán las causas que tramitan en su propio juzgado, el número cinco.