Un fiscal de Cámara consiguió que el juez penal Alfredo Barbarosch sea apartado de todas las causas en las que le toque intervenir en el futuro porque mantiene una vieja “enemistad manifiesta” que podría afectar a su imparcialidad.
La Sala Primera de la Cámara del Crimen, con los votos de los jueces Jorge Rimondi y Luis Bunge Campos, determinó que Barbarosch, que integra ese mismo tribunal, no podrá intervenir en ningún expediente en el que participe el fiscal Sandro Abraldes, quien planteó la recusación.
Barbarosch es un camarista de estilo muy particular, que fue apercibido por el Consejo de la Magistratura por el trato que les dispensaba a sus empleados y por una irregularidad en un expediente, lo que le valió ser apartado en 2004 de la presidencia de la Cámara.
Aquel episodio fue el inicio de su “enemistad” con el hoy fiscal Abraldes, quien por entonces trabajaba en la Cámara y atestiguó sobre las supuestas irregularidades cometidas por el juez. Desde entonces, la relación entre ambos quedó virtualmente rota, a punto tal que cuando Abraldes concursó para acceder al cargo de fiscal que hoy detenta, Barbarosch impugnó -sin éxito- su postulación.
Las críticas del juez hacia el fiscal recrudecieron cuando Abraldes investigó un presunto caso de corrupción en el gobierno porteño durante la gestión de Jorge Telerman, en el que terminaron procesados y en camino al juicio oral y público dos ex funcionarios por el supuesto uso indebido de fondos destinados a campañas publicitarias.
En su recusación, el fiscal Abraldes consideró que “en la psiquis de Barbarosch, este fiscal representa la síntesis de su ocaso como Presidente de esta Cámara. Sólo ello puede explicar su intento por obstaculizar el nombramiento de fiscal nacional de instrucción de quien suscribe, algo que por cierto no tenía incidencia alguna en su acto de defensa ante el Consejo de la Magistratura. También es sumamente demostrativo su permanente intento por desmerecer, desde su posición funcional, la persona del fiscal y el apego de éste a la ley”.
“Las reiteradas oportunidades en que el juez Barbarosch ha manifestado públicamente y sin ambages su aversión contra el suscripto, constituye una clara predisposición desfavorable del magistrado hacia mi persona, encuadrando perspicuamente en la causal de enemistad manifiesta”, añadió Abraldes.
La Cámara le dio la razón, y los propios colegas de Barbarosch decidieron que no pueda intervenir en ningún expediente en los que Abraldes, fiscal de cámara subrogante, participe sosteniendo la acusación por parte del Ministerio Público.
“Surge con nitidez que las vivencias personales del juez Barbarosch violentan sus responsabilidades funcionales, con el consecuente traspaso del límite racional del tema a resolver y con un claro menoscabo del recto trámite y contenido de las decisiones en las que es llamado a intervenir”, resumió Abraldes.