La Corte Suprema confirmó las condenas de hasta 30 años de cárcel contra uno de los responsables del secuestro y asesinato del despachante de aduana Facundo Azulay, cometido el 10 de febrero de 2005 en la localidad bonaerense de Lomas del Mirador.
Azulay, de 35 años de edad, primero fue víctima del “secuestro virtual” de un familiar y, cuando llegó a pagar el rescate, fue secuestrado y asesinado de un balazo, pese a que los captores habían obtenido un pago de dinero por su liberación.
El máximo tribunal, con las firmas de los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda y Carmen Argibay, rechazó un “recurso de reposición” interpuesto la defensora oficial Laura Pollastri, quien representó a los condenados José Ángel Bordón, Jonathan Emmanuel Bordón y Ramón Alejandro Godoy.
El Tribunal Oral Federal número dos de San Martín condenó el 20 de julio de 2007 a los tres por “extorsión en concurso real con secuestro extorsivo triplemente agravado por haber cobrado el rescate; por el número de intervinientes y por haber resultado la muerte de la persona ofendida como consecuencia no querida por el autor”. El líder de la banda, Ramón Alejandro Godoy, fue condenado a 30 años de prisión, pese a que en el momento del secuestro estaba preso, pero desde la cárcel lideraba a la banda delictiva conocida como “Los Patones”.
Azulay fue contactado telefónicamente para informarle sobre el supuesto secuestro de un familiar, sucumbió al engaño y acudió a pagar el rescate, pero fue él a su vez capturado por José Angel Bordón, condenado a 28 años de cárcel, y por Jonathan Emanuel Bordón, por entonces menor de edad y condenado a diez años.
Con Azulay secuestrado, la banda llamó a un socio para pedir un rescate de diez mil pesos que fue abonado. Pero el despachante de aduanas no fue liberado sino asesinado de un disparo en la cabeza en una villa de La Matanza.
Las condenas contra los secuestradores fueron confirmadas por la Cámara de Casación en junio de 2010, ratificadas por la Corte en mayo pasado y reconfirmadas ahora, al rechazar el recurso de “reposición”, por el máximo tribunal.