Apenas unas horas más tarde de que hiciera su reaparición pública por medio de un video, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner sorprendió a propios y ajenos con el recambio de apellidos que dispuso para su gabinete.
Si bien tras la derrota electoral del pasado 27 de octubre se rumoreó la posibilidad de que la primera mandataria tomaría algunas decisiones de importancia en relación a sus ministros en pos de darle una nueva bocanada de oxígeno a su gestión, nadie pudo vaticinar (ni siquiera en “off”) lo que Cristina traería entre sus manos: un recambio de funcionarios de la primera línea.
Jorge Capitanich, actual gobernador de Chaco, asumirá como nuevo jefe de Gabinete en reemplazo de Juan Abal Medina, mientras que Carlos Casamiquela hará lo propio en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (en lugar de Norberto Yauhar). En el área económica, Axel Kicillof, quien pese a desempeñar el cargo de viceministro de Economía muchos lo consideraban como el “ministro virtual”, finalmente ocupará la silla que le dejará Hernán Lorenzino. Por otra parte, Juan Carlos Fábrega le dejará su lugar en el Banco Nación a Juan Ignacio Forlón (un joven abogado santacruceño de La Cámpora) y tomará el lugar que hasta hoy venía ocupando Mercedes Marcó del Pont en el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Pese a las múltiples lecturas que se hicieron en relación a los anuncios, lo cierto es que la Presidenta optó por llenar el vacío que venían generando los salientes funcionarios en sus respectivas carteras (sobre todo aquellos afectados a las áreas de gestión y de economía) y colocó en esos lugares a otros de su confianza para capear los nuevos frentes de tormenta con lo que deberá lidiar la Casa Rosada en los dos años de gestión que le quedan por delante.
Sin embargo y pese a que apellidos como el de Kicillof o Forlón, por caso, fueron los que generaron cierto “ruido” adverso, el nombramiento de Capitanich fue el que más murmullos cosechó entre las filas del oficialismo. El chaqueño, antiguo colega en la Cámara de Senadores de Cristina, y que es señalado como un posible “presidenciable” de cara al 2015, ya cuenta con experiencia Ejecutiva: además de conducir los destinos de su provincia durante dos períodos, también se desenvolvió, justamente, como jefe de Gabinete de Eduardo Duhalde en 2002.
Es por ello que nada aventurado resultaría presuponer que la Jefatura de Ministros, función de la que tanto se puede sobresalir como también pasar ignoto dependiendo de quien la ejerza, pueda resultar una suerte de “vidriera” para que el Gobierno analice las chances reales con las que cuenta para fabricar un nuevo referente del oficialismo de cara a los próximos comicios.