La Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena de dos años de prisión en suspenso a un médico por realizar tocamientos en la zona genital de una paciente que había concurrido a atenderse a un centro asistencial por mareos y dolores cervicales.
La Cámara justificó que la víctima del hecho, también considerado como de “violencia de género”, hubiera demorado varios meses en denunciarlo, porque cuando se retiró del lugar donde fue revisada sintió “sorpresa” y “asco”.
El tribunal rechazó los argumentos de la defensa relacionados con la invalidez de la prueba constituida por un único testigo, en este caso la víctima, cuya identidad se mantuvo en reserva.
Los camaristas Mariano Borinsky, Liliana Catucci y Eduardo Riggi coincidieron con el Tribunal Oral en lo Criminal Diecinueve que en diciembre de 2012 atribuyó al acusado “maniobras inadecuadas e innecesarias” con el fin de “satisfacer sus deseos lúbricos”.
El hecho ocurrió el 15 de abril de 2011 cuando el imputado sometió a la mujer a una revisación médica y, “con el aparente propósito de buscar el origen de los mareos y dolores que refería padecer” por un accidente automovilístico, la abusó sexualmente. En el juicio oral, la víctima describió la posición que tuvo que adoptar sobre la camilla existente en el lugar reservado en el que le efectuó la revisación, y las sucesivas maniobras en la zona de la columna vertebral que culminaron en tocamientos ano vaginales.
La mujer contó que el médico le hizo “una suerte de masajes en la zona ano-genital, consistentes en apertura y cierre del espacio entre las nalgas y el espacio entre los bordes de la vagina, como así también presión sobre el periné”, lo que le provocó dolor.