El ex funcionario del Ministerio de Economía se mostró satisfecho por el fallo judicial contra el diario La Nación para que publique en su portada -de algún modo- las conclusiones de la sentencia sobre un falso suceso periodístico en el que fue involucrado inexplicablemente.
Luego de que la Justicia se pronunciara a favor del licenciado Carlos Bercún en una causa en la que éste le iniciara al diario La Nación por “daños y perjuicios” tras haberlo involucrado en un supuesto pedido de coimas en el Senado que se comprobó que jamás existieron, el matutino porteño presentó un “recurso extraordinario” contra esa decisión que fue desestimado por la Sala L de la Cámara Civil.
“La Sala L decidió desestimar el recurso extraordinario. O sea, que quedó firme. Ellos -en alusión a La Nación- lo que tienen es la obligación de publicar en su portada el resultado del juicio penal que fue un delito que no existió”, manifestó Bercún en diálogo con el programa “Seguimos de 10” que se emite por Radio 10.
El ex subsecretario de Relaciones Institucionales del Ministerio de Economía durante la gestión de Roque Fernández, dijo que siempre le resultó difícil entender por qué lo involucraron en algo que desconocía y que de hecho, cuando empiezan a hacer circular esas versiones, ni siquiera se encontraba en el país.
“No se cual fue la intención pero había una imputada que en ese entonces era una senadora tucumana, Malvinas Seguí, que fue la que introduce el nombre mío como una forma de escapar hacia adelante”, contó Bercún. “Ella estaba sospechada de algunas cosas y entonces aparece mi nombre. Allí es cuando arranca una especie de fusilamiento mediático indiscriminado, difícil de entender para mí, y al cual no podía contestar con los elementos que tengo contra un medio periodístico de tamaña envergadura”, señaló.
De hecho al ex funcionario le llamó la atención en relación a aquellas versiones que comenzaron a circular, que también un periodista inglés -Thomas Catan- escribiera en el año 2002 una nota titulada “Legisladores argentinos piden coimas a los bancos argentinos” y que el mismo trabajara para el Financial Times, que era un diario ligado al banco HSBC. “El grupo Pearson era el propietario y estaba ligado al HSBC, que es donde empieza la cosa con el aquel entonces titular en el país del banco. Ahí es donde arranca un poco el tema y le dan manija”, recordó.
En relación al daño personal que le significó el haber sido blanco de un gran número de artículos publicados por el diario La Nación donde se lo vinculaba en un delito que nunca existió, Bercún aseguró que tanto él como familiares y personas cercanas padecieron por la inédita situación en la que lo habían involucrado.
“Me hicieron sufrir un montón de cosas, al margen del perjuicio económico con el tema de si hubo dolo o no, pero por lo menos la reparación moral de haberme masacrado durante tanto tiempo y durante casi dos meses quedaría salvada, de alguna forma, como dispuso el tribunal. No es una cosa que yo pedí, sino que el tribunal dispuso que sería la publicación en portada de la realidad de lo que pasó en sede penal”, resaltó.
Por último, contó una particularidad respecto a un encuentro que mantuvo con uno de los directivos del diario La Nación: “Saguier se acercó en una audiencia de conciliación; se presentó conmigo y me dio las condolencias porque mi padre había fallecido. Socialmente es muy correcto, pero para mi gusto se me atragantaban las palabras porque lo que mi padre sufrió viendo dos meses de publicaciones constantes contra mi persona sin sentido, no se condicen con esta actitud que yo no puedo entender en la cual: `señores, si está comprobado que no hubo delito y si está comprobado que este señor no tiene absolutamente nada que ver con nada, cuál es la resistencia a publicar en la portada la verdad de cómo término el juicio en sede penal´”, se preguntó.