La Asociación por los Derechos Civiles (ADC) emitió un comunicado al cumplirse un año de la muerte del fiscal Alberto Nisman, que hasta el día de hoy continua siendo investigada. “La democratización de los sistemas de inteligencia sigue siendo un tema pendiente”, expresaron.
A continuación, la transcripción del comunicado difundido por la Asociación por los Derechos Civiles (ADC):
«Hace exactamente un año, ADC debía adelantar la publicación del informe El (Des)Control de los Organismos de Inteligencia. La ADC venía investigando, desde hacía tiempo, el irregular funcionamiento de los organismos de inteligencia desde el retorno de la democracia, sus instancias de control y, lamentablemente, lo poco que se había avanzado en más de treinta años de gobierno democrático. Uno de los objetivos de esa investigación era actualizar la agenda de democratización de los servicios de inteligencia, de cara a la nueva era de la vigilancia masiva de las comunicaciones electrónicas que revelara en junio de 2013 el ex contratista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) norteamericana, Edward Snowden.
La investigación terminó a finales de 2014 y se encontraba en proceso de revisión interna, cuando recibimos la noticia de que el fiscal federal a cargo de la causa AMIA, Dr. Alberto Nisman, había aparecido muerto de un tiro en la cabeza, el día anterior a presentarse en el Congreso para declarar por una denuncia que involucraba a altas esferas del poder. Nuestro informe fue publicado antes de lo previsto, pues entendimos que su contenido podía ser parte de las respuestas que la conmocionada sociedad argentina comenzó a reclamar.
Esto ocurrió hace un año, el 18 de enero de 2015 y, en el primer aniversario de la muerte del fiscal Nisman, la democratización de los sistemas de inteligencia sigue siendo un tema pendiente. La muerte del fiscal Nisman fue la cara más pública del sistema de inteligencia argentino en su máxima expresión: un cuerpo autónomo de agentes estatales y paraestatales que actúa en las sombras; que maneja millones en fondos reservados que sirven para comprar jueces y periodistas y espiar políticos, empresarios, funcionarios públicos; que sirve a placer del presidente de turno pero que a la vez es capaz de manejar una agenda propia; que constituye una verdadera amenaza para la democracia argentina y los derechos de los ciudadanos.
Es cierto que hubo una reforma legal del sistema de inteligencia que introdujo avances parciales; que incluyó, por ejemplo, una perspectiva de derechos humanos en forma expresa, que reemplazó la vieja y desacreditada SIDE por una nueva agencia, que incorporó medidas tendientes a encauzar su accionar, que dispuso que las tan desacreditadas “escuchas” ya no fueran competencia de la “Casa”, entre otras.
Sin embargo, y a pesar de estos cambios normativos, entendemos que todavía es necesario un fuerte e inclaudicable compromiso de todo el sector político para superar prácticas autoritarias heredadas del pasado; para desarticular la dinámica perversa de subordinación y autonomía que los servicios de inteligencia han logrado generar con los presidentes de turno; para establecer mecanismos efectivos de control; para que la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia cumpla cabalmente con su tarea de contralor y rendición de cuentas; para que haya un permanente y activo control por parte del Poder Judicial.
A un año de este suceso de gravedad institucional, esperamos el pronto esclarecimiento judicial de la muerte del Fiscal Nisman, por él, por su familia y por toda la sociedad argentina; y anhelamos que, de una vez por todas, el macabro sistema de inteligencia deje de ser la sombra que empaña el crecimiento y consolidación institucional y democrático de nuestro país. Desde ADC, seguiremos trabajando para que así sea».