La Cámara del Crimen descartó que un cuadro de hiperglucemia, frecuente en pacientes diabéticos, haya causado un accidente en el que un agente de seguridad privada causó la muerte de un compañero de tareas por un disparo de arma de fuego.
La Sala Cuarta del Tribunal confirmó el procesamiento por el delito de “homicidio culposo” contra Maximiliano Miguel Franco, quien padece diabetes tipo uno, y el 2 de febrero pasado causó la muerte de su compañero Sergio Ramón Bobadilla.
Ambos circulaban en un vehículo de la firma “FPI Seguridad”, cargaron combustible en una estación de servicio situada en la calle Román Gómez y colectora de la Avenida General Paz, y el empleado que los atendió notó que Franco “estaba como ido” y tenía un arma de fuego sobre su regazo.
Tras la carga de combustible, el vehículo salió del lugar y a los 50 metros se escuchó una detonación, un disparo de arma de fuego que causó la muerte de Bobadilla por “lesiones en cráneo y cerebro, hemorragia interna y externa”.
La defensa del imputado advirtió que se trata de “un paciente diabético tipo I, Insulino dependiente, compensado y en tratamiento”, y advirtió que “transitaba en la ocasión por un estado que le impedía comprender sus actos y dirigir sus acciones”.
Los jueces Carlos González y Alberto Seijas replicaron que “no surge documentación médica objetiva vinculable cronológicamente al momento del hecho, como serían análisis de laboratorio, que permitirían establecer que el imputado hubiese presentado alguno de los cuadros” asociados a la diabetes que le impidieran comprender lo que ocurría.
“La experticia no ha determinado la influencia de una patología de base para provocar una perturbación de las facultades para presuponer una causal de inimputabilidad”, añadieron.