Tras asumir formalmente en el cargo, el nuevo titular de la Auditoría General de la Nación (AGN) sostuvo que el objetivo primario del organismo que preside es contribuir a la formación de un mejor Estado.
“No es función de la Auditoría General de la Nación perseguir funcionarios, pero mucho menos encubrir conductas o actos de los agentes que violan la ley, descuidan el patrimonio de todos, o deshonran la condición de servidores públicos”, expresó Oscar Lamberto durante su discurso de asunción al frente del organismo en reemplazo de Ricardo Echegaray, quien había sido impugnado por Elisa Carrió tras acusarlo de presunta “falta de idoneidad moral” para ocupar ese puesto.
El flamante funcionario, además, opinó que la corrupción es el cáncer de la democracia y que, para combatirla, resulta necesario construir un mejor Estado con información accesible y transparencia porque todo lo que hace la administración debe ser público.
“Sería de una imperdonable soberbia pensar que se puede hacer solo, porque somos un engranaje en la red de control, insuficiente sin la colaboración de otros actores principales”, enfatizó Lamberto, quien estuvo acompañado en el estrado por los contadores generales Vilma Castillo, Juan Ignacio Forlón, Gabriel Miura Estrada, Alejandro Nieva y Jesús Rodríguez.