Los datos surgen de un relevamiento realizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) entre 250 industriales de diferentes sectores económicos.
Sobre esos valores, además, especificaron que los empresarios -tanto los industriales entrevistados como otros 150 relevados del sector comercio- estiman que la incidencia final promedio de los impuestos sobre el precio definitivo de venta del producto es del 38 por ciento, mientras que también hay sectores donde, sin embargo, la influencia supera al 50 por ciento.
Por otra parte, señalaron que las cifras que revelan los propietarios de Pymes son bastante coincidentes con los análisis más meticulosos que se hacen al desagregar los valores de cada producto y que, por ejemplo, un ejercicio realizado para el sector de línea blanca revela que sólo en la etapa de producción, hasta que el artículo sale de la fábrica, casi 30 por ciento del importe lo conforman los impuestos, y que a eso hay que sumarle los tributos de la etapa de distribución y comercialización final.
“Sabido es que la carga tributaria en la Argentina se volvió inviable en materia de competitividad”, expresó el presidente de CAME, Fabián Tarrío tras difundir las cifras, quien además explicó que eso ocurre por la combinación de tres factores:
*Por un sector informal muy grande y en crecimiento. Se estima que entre 35 y 40 por ciento de la economía hoy se mueve en el incumplimiento, que en impuestos como Ganancias la evasión ronda el 50 por ciento, o en impuesto al trabajo supera el 30 por ciento;
*Por las necesidades fiscales crecientes de provincias, municipios y del mismo gobierno nacional, que fue llevando a la suba de alícuotas y el agregado de nuevos aranceles y;
*Un sistema tributario que fue siendo emparchado año tras año según las visiones particulares de los gobiernos que se sucedieron en el país, sin sentarse a planificar los primordiales principios y fundamentos de lo que se grava.