El tribunal concedió la prisión domiciliaria a una persona que nació genitalmente mujer pero asumió su identidad de género como hombre, y vive y actúa como tal, incluso con un DNI que así lo reconoce.
La Sala A de la Cámara admitió que el detenido, que estaba alojado en una cárcel de mujeres, era permanente objeto de discriminación y tratos vejatorios, tanto de sus compañeras de prisión cuanto de sus guardiacárceles, justamente por su condición.
El fallo subraya que los establecimientos penitenciarios no están adecuados a la diversidad de género y, en consecuencia, no pueden ser el ámbito adecuado para la resocialización de las personas en conflicto con la ley.
En ese sentido, los jueces exhortaron al Servicio Penitenciario a adecuar sus instalaciones para los detenidos y detenidas trans, respetando sus identidades y derechos.