Esa situación fortalece una de las razones por las cuales se mantiene la prisión preventiva: el riesgo de fuga.
La decisión de rechazar el plateo excarcelatorio e incluso, la prisión domiciliaria, fue adoptada por los jueces Eduardo Riggi, Liliana Catucci y Juan Carlos Gemignani.
En julio de 2013, Olivera aprovechó un traslado al Hospital Militar Central para atenderse de una dolencia y se fugó junto al también condenado Gustavo De Marchi. En esa oportunidad, ambos estaban detenidos en el penal de Chimbas, en San Juan.
Olivera permaneció prófugo hasta enero de 2017, cuando fue recapturado en la casa de su ex esposa, en el partido bonaerense de San Isidro. Intentaba ocultarse en el baúl de un vehículo estacionado en el garaje de la vivienda.