En momentos que se analiza la implementación de un “pase sanitario” a nivel nacional con el fin de contener el avance del coronavirus y de sus nuevas variantes (de hecho, Tucumán ya lo hizo y la Provincia de Buenos Aires lo hará el 21 de este mes, por mencionar algunos distritos), las máximas autoridades, empezando desde el Presidente Alberto Fernández hacia abajo, instaron a la población a “reventar la Plaza de Mayo” para festejar el Día de la Restauración de la Democracia.
Si bien desde el entorno gubernamental se insistió con que no se tratará de un acto partidario, resulta un tanto contradictorio que el Jefe de Estado y su vice, Cristina Fernández de Kirchner, vayan a ser los únicos oradores -al margen de que también hagan lo propio figuras invitadas como Lula da Silvia- y que no sea de la partida algún dirigente de otro partido político.
Sin embargo y más allá de esas lecturas, hay una responsabilidad por la que aún debería estar ocupándose la administración actual que, sin embargo, parece que resolvió “licenciarla” por las próximas 24 horas: hablamos, claro está, de la situación epidemiológica.
Es que si bien se encuentra parcialmente controlada en el territorio nacional gracias al avance de la vacunación contra el COVID-19, lo cierto es que en las últimas semanas comenzó a evidenciarse un repunte en los contagios (afortunadamente la mayoría de ellos no requieren hospitalización) que, ya sea por el previsible relajamiento de las medidas de cuidado a partir del cansancio social, sumada a la mayor actividad en las calles y la aparición de nuevas variantes, inevitablemente se iba a traducir en una nueva excusa para que la enfermedad continúe con su avance.
No obstante, las postales que comenzará a ofrecer la Plaza de Mayo y sus alrededores con el correr de la jornada del viernes, inevitablemente irán en contra de todos los pedidos y recomendaciones que desde la propia Casa Rosada se encargaron de realizar por el último año y medio, aún con la vacunación de por medio, y de que se pueda llegar a observar a una que otra persona con barbijo o sanitizando sus manos con alcohol en gel en medio de lo que será una incontable multitud.
Por tanto, no deja de llamar la atención que hasta se revolviera de manera oficial facilitar el acceso de más y más “almas” a la celebración, luego de que a través de la Resolución 473/2021 se otorgara la gratuidad para el transporte automotor y ferroviario urbano y suburbano de jurisdicción nacional. “Con la implementación de esta medida buscamos que toda la población pueda fomentar la importancia de la democracia y garantizar los derechos esenciales a cada argentino y argentina, en cada rincón del país”, manifestó al respecto el ministro de Transporte de la Nación, Alexis Guerrera.
Sin embargo, hasta el momento de la publicación de estas líneas, la cartera de Salud no atinó siquiera en paralelo a emitir alguna recomendación para instar a los asistentes a extremar las medidas de cuidado o higiene personal, ya que si bien el encuentro se llevará a cabo al aire libre, se descuenta con que no habrá posibilidad alguna de poder establecer una separación segura entre los mismos.
¿Se trata de una fecha importante para la historia del país? Claro que sí. ¿Quién no va a estar de acuerdo con celebrar la reinstauración de la democracia? Eso está fuera de discusión.
Ahora bien, atento a la situación epidemiológica mundial que volvió a tomar impulso no solo por el rebrote de los contagios masivos, sino también por la aparición de una variante -Ómicron- sobre la cual poco se sabe hasta el momento en función a su comportamiento, el Gobierno nacional podría haber, por lo menos, haber planteado la posibilidad de realizar un festejo que no termine exponiendo de tal manera a la salud de las personas convocándolas masivamente a “amontonarse” y, en lugar de ello, facilitar otros medios u alternativas para que de alguna manera todos pudieran formar parte (por ejemplo, una transmisión televisiva en cadena nacional, tal como se hizo en otras oportunidades).
Más allá de las lecturas políticas que luego se puedan hacer mientras puertas afuera de la Casa Rosada el público asistente de seguro pase un buen momento acompañado por las presentaciones de bandas musicales y las entregas de premios en reconocimiento a aquellas personalidades que en su momento pusieron cuerpo y alma para que hoy se pueda estar gozando de la democracia, la administración de Alberto Fernández debería reflexionar seriamente sobre las medidas que tomó y ser coherente, de aquí en adelante, con las que seguramente adoptará al momento de decidir sobre las personas y sus libertades, tales como los “pases sanitarios”, puesto que no resulta para nada lógico que en la actualidad motorice encuentros masivos facilitando medios para que sean aún más masivos, dejando de lado la posibilidad de también otorgar gratuitamente -como en el caso del transporte- barbijos y alcohol para darle la chance a aquel o aquella que en la práctica no disponía de dinero para pagarse un pasaje de colectivo o tren, de por lo menos poder contar con alguna medida complementaria de prevención.