Las raras “transformaciones” que propone Rodríguez Larreta

Calles atestadas de tránsito, ciclovías prácticamente vacías, y fallidos desarrollos urbanísticos tomados del “primer mundo”, forman parte de las “transformaciones” impulsadas por el jefe de Gobierno porteño y recientemente lanzado candidato presidencial, a quien parecería “sobrarle” administración pública pero carecer de “calle” y “empatía”. Por Cuarto Intermedio

La transformación no para” es el slogan con el que el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se ufana de revolucionar la forma de vivir y de movilizarse en la Ciudad de Buenos Aires, copiando para ello lo llevado adelante por las principales urbes del llamado “primer mundo”.

Sin embargo, la realidad de quienes transitan diariamente las calles dista -y mucho- de lo que se pregona en afiches, radio y televisión.

Para ello, basta con adentrarse de manera aleatoria en cualquiera de sus barrios para comprobar por uno mismo lo azaroso que puede llegar a resultar poder cumplir con un horario sin sufrir algún tipo de contratiempo o demora.

Sueño con ser parte de la solución a los problemas que arrastramos hace décadas”, posteó recientemente el mandamás porteño en su cuenta de Twitter al lanzar -indirectamente- su candidatura presidencial, frase que de seguro a muchísimos vecinos de la ciudad les hizo fruncir el ceño dado los numerosos inconvenientes con los que deben lidiar cotidianamente dentro del territorio que tiene bajo su responsabilidad.


¿Falta de “calle” o de empatía?

Puede que ambas. Para empezar, el Jefe de Gobierno porteño pasó gran parte de su vida en la administración pública: es decir, previo a su cargo actual también se desempeñó como jefe de Gabinete; interventor del PAMI; gerente General de la ANSES; Subsecretario de Políticas Sociales; y director del FONCAP, entre otros.

Por tanto, vale al menos preguntarse, ¿cuándo habrá sido la última vez desde que tomó un medio de transporte público o condujo su automóvil para atender un compromiso a tiempo?

Incluso, hasta debe desconocer lo que realmente termina resultando el “trajín” que representa tener que cobrar un cheque al cierre del horario bancario, dado la cantidad de “obstáculos” que la propia Ciudad se encarga de poner en el camino, y no necesariamente por eventuales protestas callejeras o el tráfico en sí, ya que muchas de las veces se originan por consecuencia de aquellas “intervenciones” en la vía pública.


El caso de las ciclovías

No falta oportunidad en la que Rodríguez Larreta se encarga de destacar las bondades de la movilidad poniendo como estandarte la construcción de las ciclovías.

No obstante, suele ser moneda corriente -ya sea lunes, martes, viernes o domingo, cualquiera fuera el horario- ver como lucen prácticamente desérticas, o bien utilizadas por motociclistas para eludir el “denso” tráfico que hay sobre calles o avenidas producto, justamente, de los metros de cemento concedidos a los pocos ciclistas que las transitan.

Para colmo, tampoco se observan fuertes campañas o incentivos que inviten a las personas a aprovecharlas, así como tampoco agentes que penalicen a quienes las interrumpen o transitan de manera indebida.


Los riesgos con los que debe convivir a diario el peatón

Sumado a los peligros latentes que conllevan tener que movilizarse en la vía pública, hay otro riesgo “silencioso” por el cual debe redoblar la atención al momento de cruzar una calle, aún con la certeza de que se lo está haciendo de la manera correcta.

Resulta que en medio de la desolación que suelen ofrecer las ciclovías, no falta oportunidad para que aquellos que la utilizan lo hagan de manera “imprudente” sin importar la velocidad con la se desplazan, y mucho más desconociendo que en la escala de vulnerabilidad (algo básico en seguridad vial) es el peatón quien tiene la prioridad absoluta al momento de cruzar.

Por eso, no es de extrañar que se vean con más y más frecuencia otro tipo de accidentes en las calles porteñas: los de ciclistas atropellando a peatones.


Estacionar en la calle, una “proeza”

Con la inauguración del estacionamiento digital pago en reemplazo de los parquímetros, no se tuvieron en cuenta los inconvenientes que podrían representar para aquellos que no tengan acceso a la tecnología, puesto que a partir de ahora el automovilista deberá disponer de un smartphone para descargar una aplicación e ingresar los datos de su tarjeta de débito o crédito si quiere estacionar en la calle.

Además y pese a que se habilitaron comercios aledaños para que aquellos que no sepan o puedan utilizar esa aplicación cuenten con la posibilidad de abonar en efectivo en esas “postas” habilitadas, dependerá en este caso de la rapidez o voluntad del comerciante para el cobro del estacionamiento, así como también del buen funcionamiento del “sistema” para poder procesarlo.

Otra “gran idea” que a la corta traerá múltiples dolores de cabeza para automovilistas y numerosos acarreos y multas por no abonar el estacionamiento -o mejor dicho por no saber cómo hacerlo-.


Más espacio a costa de sacar espacio

En tren de continuar quitando espacio a la vía pública, Rodríguez Larreta también se enorgullece en anunciar obras inconsultas con los ciudadanos: tal es el caso del parque lineal que se pretende construir sobre la avenida Honorio Pueyrredón del barrio de Caballito, el cual se encuentra momentáneamente suspendido luego de que los mismos vecinos de la zona (llámese los beneficiarios de esos trabajos) presentaran un amparo ante la Justicia.

Se trata, en efecto, de un proyecto para “sumar” espacios verdes a una zona que, paradójicamente, se encuentra rodeada de importantes “pulmones”, tales como los parques Centenario y Rivadavia, por nombrar a algunos de ellos.

Pero tal vez la “falta de calle” del alcalde porteño, hizo que se pasara por alto que esta nueva intervención sobre la vía pública terminará contribuyendo a empeorar el ya caótico tráfico que se sufre día a día en este barrio, sobre todo en los denominados horario “pico”.


Más gente en las calles

Sabido es el flujo de personas que transitan a diario la ciudad de Buenos Aires. Pero cuando la actividad comercial merma, asoma una problemática de la que poco se pone el acento en la gestión de Rodríguez Larreta: la gente en situación de calle.

Llama entonces la atención que ante el avance de esta cuestión, se continúe destinado dinero en ciclovías y en obras que no son utilizadas por los vecinos, y que bien podrían contribuir a “echarle una mano” a estas personas, sobre todo en momentos que las bajas temperaturas aquejan.

Tampoco se percibe voluntad alguna de contribuir a morigerar esta situación -más allá de los refugios existentes-, con lo cual no se trataría, en este caso, de ayudarlos a pasar sólo una noche…